Este tono triste y alarmado cambio radicalmente para La Paz de Murcia en el momento en que las fuerzas gubernamentales entraron en la ciudad el 12 de agosto. Hecho mostrado en la hostilidad con que fueron despedidos Antonio Gálvez Arce y lo batallones Medigorria e Iberia, no respondiéndole la población a su saludo de quitarse el kepis e infiriendo gritos como: -Si, buena marina habéis dejado-, cuando Gálvez dijo: -Viva la unión del pueblo y la marina-.

Aunque la llegada de las nuevas autoridades parece que no calmaron los ánimos en la ciudad, temiendo ahora un enfrentamiento bélico por la llegada de tropas desde Cartagena en dos trenes, llegando a tomar medidas las autoridades, aunque después resultó ser solamente una falsa alarma.

La Paz de Murcia celebró la llegada de las tropas gubernamentales, y muchos murcianos regresan a la ciudad, aunque gran cantidad de ellos venían de veranear y tomar los baños desde el Mar Menor. Causa que debió que intervenir en gran medida dentro de esa salida de ciudadanos citada anteriormente, ya que El Cantón Murciano informa de un temporada de baños en San Pedro y San Javier: -animadísima, gozando tranquilas las familias en el Mediterráneo-.

Toda esta inquietud en el ambiente de la ciudad durante su pertenencia al movimiento cantonal contrasta mucho con las noticias aparecidas en El Cantón Murciano sobre la situación en la vecina Cartagena, donde se vive en una absoluta tranquilidad, los servicios funcionan perfectamente y se estaban produciendo regresos de habitantes desde otras zonas. Aunque esta información parece tener un claro tinte político, ya que así mostraba al exterior la tranquilidad y buena moral de la ciudad y transmitía tranquilidad a su propia población. Sin Embargo, el órgano oficial de la Federación no tiene ningún problema en culpar a la Junta de su vecina ciudad y compañera cantonal de cortes de comunicación ferroviarios, debido a su temor por la posible llegada de tropas en su contra, mostrando ese ambiente de inquietud en la capital murciana.

Por otro lado El Noticiero de Murcia, diario afín a la Junta Revolucionaria Murciana, también publica noticias que pretenden dar sensación de normalidad en la urbe del Segura. Como por ejemplo la suspensión de la escuela parroquial infantil de San Lorenzo, pero no por la mala situación de la ciudad sino por las altas temperaturas, lo cual es bastante creíble si tenemos en cuenta la existencia en Murcia de una ola de calor que hizo llegar las temperaturas hasta los 34 grados centígrados.

Por lo tanto la principal conclusión es que las fuentes presentan una gran dificultad a la hora de su interpretación, ya que por un lado La Paz de Murcia pretende trasmitir de forma exagerada un ambiente de inseguridad, rechazado por El Noticiero de Murcia, diario murciano afín a la Junta Revolucionaria. Quizás la clave esté en El Cantón de Murcia, diario oficial de la Federación pero que se centraba especialmente en Cartagena, importándole menos la situación que pudiera vivir la vecina ciudad hasta entonces capital, el cual confirma el temor murciano ante la llegada de tropas.

En cuanto a otras causas que pudieran provocar el miedo en la población y la emigración de familias, parece ser que son menos incidentes. Por ejemplo las posibles alteraciones del orden público que hubieran generado inseguridad urbana, realmente no parece que se produjeran. La Junta mantuvo bien el orden público, con una fuerza de Voluntarios bastante numerosa y una actitud especialmente proclive a ello por parte de sus miembros.

En cuanto a salidas por posibles represiones, si un periódico tan crítico con la Junta como La Paz de Murcia destaca que esta no cometió excesos, realmente este motivo tuvo que incidir escasamente en la salida de familias murcianas. Quizás si es posible que ciudadanos adinerados huyeran del pago de impuestos establecidos por la Junta para la causa cantonal, pero no parece que fuera una salida en masa, ya que está consiguió recaudar grandes cantidades, por lo que si se hubiera producido esta huida masiva no se hubiera producido este hecho.

Mientras que otra gran parte de estas salidas se debió a la toma de baños en el Mediterráneo, hecho contrastado por diversos medios, regresando una vez esta temporada terminó. Esta causa puede alterar en gran medida las consideraciones sobre el ambiente urbano de la ciudad, ya que en realidad esta gente no salía de la ciudad por ningún tipo de motivo político, sino por simple cuestión de ocio, mostrando que la vida de los murcianos no se alteró tan profundamente como realmente en un principio podría considerarse.