Manuel Ussel de Guimbarda y Malibrán, Trinidad de Cuba (Cuba), 26 de noviembre de 1833 - Cartagena, 9 de mayo de 1907
Un cartagenero en Cuba
Procedente de una familia acomodada de militares cartageneros, el 26 de noviembre del año 1833 nació Manuel Ussel de Guimbarda y Malibrán en Trinidad de Cuba, ciudad en la que estaba destinado su padre como Comandante del Regimiento de Caballería de Lanceros del Rey. Poco después de perder a su madre y a su único hermano, trágicos sucesos que de alguna forma influyeron en el futuro pintor, padre e hijo abandonaron la isla.
Contando con apenas cinco años Ussel de Guimbarda se instala en Nueva York, donde fue adquiriendo una completa formación cultural propia de un niño de estirpe adinerada, lo que supuso la base de sus futuros conocimientos. Allí pronto destacó en sus estudios de pintura mostrando desde pequeño sus habilidades para esta disciplina.
Traslado a la Península
Fue breve sin embargo esta estancia neoyorquina, ya que pronto hubo de marchar hacia la Península cumpliendo con el nuevo destino de Manuel Ussel de Guimbarda padre, ya coronel de Caballería. Una vez aquí se trasladaron hasta San Fernando, lugar donde se encontraba el nuevo puesto del coronel.
En Cádiz el joven Ussel contacta con importantes figuras de la pintura de aquellos años, como Ribera Fernández, quien se convertiría en su primer maestro.
En 1843 viajó hasta Madrid acompañado de su padre y un mayordomo, siendo en la capital española donde se inicia la carrera pictórica profesional de Ussel de Guimbarda, relacionándose allí con el mundo de la pintura de la época. De esta experiencia resalta el contacto con personajes de la talla de Leonardo Alenza. Durante esta etapa de formación ingresó sin muchas dificultades en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, lugar donde han cursado sus estudios muchos de los más prestigiosos de la pintura española.
Viaje a la ¿patria chica"
Transcurridos un par de años desde su partida a Madrid, Ussel regresa a la ciudad en la que se habían gestado sus raíces, Cartagena. Instalados allí, don Manuel, su padre, invirtió en las lucrativas minas de La Unión, actividad que continuará el hijo más tarde y que suponía entonces la configuración de la burguesía cartagenera de aquel momento.
Siendo esta una de las principales ciudades militares por excelencia, el pintor decide seguir los pasos de la trayectoria militar familiar durante un período y se inicia en el empleo de subteniente de Infantería de Marina en 1854.
En todo este tiempo su inquietud por la pintura no pasa desapercibida. El año 1856 es la fecha en la que se ubica su primera obra oficial, La Batalla de Lepanto, cuadro que fue adquirido por el Estado siendo expuesto en el Museo Nacional de Pintura.
Un año después se le concede una licencia de cuatro meses para viajar a Francia ¿por asuntos propios¿. Se sabe que el joven de origen cartagenero se interesó mucho por la pintura francesa que de alguna manera influiría en las pautas del arte europeo posterior, pero sin embargo se desconoce cuál fue el motivo real de este viaje al país galo.
Integración en la sociedad y cultura cartageneras
De vuelta a Cartagena, Ussel siempre se mostró muy preocupado por los problemas de la ciudad, insertado en el ambiente cultural e intelectual del entorno.
El prestigio del joven iba progresivamente aumentando, pasando a formar parte de los miembros de la Sociedad Económica de Amigos del País en 1860. Poco después el presidente de la Comisión Provincial de Monumentos Artísticos lo nombró subdelegado en la ciudad cartagenera.
La incipiente burguesía de Cartagena empieza a reunirse en el Casino, donde Ussel conoció a la que se convertirá en su esposa, Adela Angosto Lapizburu, perteneciente a una de las más adineradas familias de la ciudad. Con ella tuvo a la que fue su única hija, María Antonia Ussel de Guimbarda y Angosto.
La luminosidad sevillana
En el año 1867 el nuevo hogar formado por Manuel y Adela decidió trasladarse a Sevilla, movido quizá por la muerte de su padre, la devaluación de las acciones mineras de esos años, o simplemente por la atracción del ambiente pictórico de la ciudad andaluza y su luz.
Aquí el pintor perfeccionó su técnica, motivado además por el gran maestro Murillo. Se ha señalado que su producción pictórica en estos años tuvo que ser ¿desbordante¿, siendo en ese tiempo cuando comienza a firmar sus obras con el nombre de ¿Wssel¿.
Durante esa época el joven Ussel o Wssel va consolidándose y abriéndose paso dentro del mundo de la pintura del siglo XIX.
Exposiciones y afirmación artística de Guimbarda
Un lienzo de enormes dimensiones, Murillo, en Capuchinos, pintando la Virgen conocida con el nombre de la Servilleta, fue presentado por Wssel en su primera participación en la Exposición Nacional de pintura de 1866. La temática histórica que contenía la obra era bien recibida por los críticos pictóricos del momento, aunque el excesivo tamaño de los lienzos que también marcaron moda en esas exposiciones nacionales fue criticado por más de uno.
Otros de los certámenes a los que acudió Wssel fueron los de las Provinciales de Sevilla de 1867 y la de Cádiz de 1868.
Decidido a consolidarse dentro del mundo pictórico español, empieza a cosechar triunfos en la ciudad sevillana sin dejar de tener contacto con algunas de las figuras más prestigiosas del momento, como Mariano Fortuny, quien dijo de Wssel que había en él ¿mucho del dibujo de Miguel Ángel y mucho, en los tonos de su colorido, del Ticiano¿.
Una enorme y variada producción artística
Comienza también en Sevilla una etapa dedicada a la enseñanza de sus conocimientos, fundando un estudio en una de las salas del Alcázar sevillano, concurriendo hasta allí muchos alumnos entre los que estaban algunos miembros destacados de la aristocracia sevillana del ochocientos, como la marquesa de Alientos o la condesa del Sacro-Imperio.
Por otra parte, el artista de origen cartagenero se reafirma también en estos momentos en su faceta de copista, realizando algunas imitaciones de manera lucrativa de grandes maestros de la pintura española como Murillo, Velásquez, Ribera o Goya. Estos cuadros respondían a pedidos que Wssel recibía, adquiriendo una gran fama por lo fidedignas que aparentaban ser sus obras.
También por encargo realizó el pintor numerosos retratos, actitud adquirida por la mayoría de los pintores de la segunda mitad del siglo XIX. Entre este repertorio se encuentran los retratos de varios doctores que a petición de la Universidad de Sevilla elaboró Wssel de Guimbarda, muchos de los cuales se hallan en la actualidad en la Biblioteca Universitaria del citado centro.
También de este muestrario resaltan los dibujos de los Duques de Montpensier, los Príncipes de Francia o el de los monarcas españoles María de las Mercedes de Orleáns y Borbón y su esposo Alfonso XII. Esto da un reflejo de la relevancia que este pintor había conseguido alcanzar, abriéndose paso entre el círculo aristocrático sevillano más selecto.
Se procuró gracias a sus contactos personales y al respaldo oficial con el que contaba Guimbarda, una importante clientela sevillana que le hizo prosperar significativamente con la venta de grandes obras en el mercado andaluz e inundar las colecciones extranjeras, ya que muchos de los cuadros que realizó en esos años estuvieron destinados a la exportación, pudiendo encontrar algunos de ellos en países como Inglaterra o Estados Unidos.
El paradero de muchas de estas obras acabó en el estudio de uno de sus alumnos favoritos, el cartagenero Vicente Ros.
Esta gran producción artística hace suponer que el maestro combinaría obras de mayor tamaño con otras de un formato más pequeño, existiendo también un legado importante de pinturas de Guimbarda sobre vitelas para abanicos, que adquirieron una conocida fama.
El dinamismo del artista
Wssel de Guimbarda sin embargo no se conformó con su profesión artística, y si en Cartagena había ocupado el cargo de subteniente de Infantería de Marina, en Sevilla ocupará, en distintos momentos, los cargos de regidor del Ayuntamiento, concejal de Obras Públicas y regidor de la Diputación Foral, puestos que le mantenían no obstante vinculado a las artes decorativas.
Además de todas las actividades que el desempeño de su puesto en la Casa Consistorial de Sevilla le requería, Wssel trabajaba como profesor de Estudios Superiores de la Escuela de Bellas Artes de Cádiz, empleo que ocupó desde su llegada a Sevilla. De este lugar fue trasladado años después, en 1879, para ocupar la vacante del fallecido Domínguez Bécquer en la Academia de Bellas Artes de Sevilla, lugar por el que tendría que competir con otros afamados pintores del momento como José Díaz y Valeda y Virgilio Mattoni.
Todo el trabajo que iba realizando el artista se vería recompensado en poco tiempo, recibiendo todo un muestrario de condecoraciones y premios.
Su buena posición social y la seguridad que Guimbarda tenía de si mismo le proporcionaron la estabilidad necesaria para ascender y crecer dentro del panorama pictórico del XIX. Tranquilo pero muy activo, Wssel compaginó su puesto en la Academia de Sevilla con la participación en distintas comisiones y la configuración de una producción pictórica propia verdaderamente numerosa.
En el año 1887 la Academia de Bellas Artes de Sevilla le nombra académico supernumerario