Reproducción del canon de medicina de Avicena
Reproducción del canon de medicina de Avicena
J. Martin

El sabio andalusí gozaba de gran prestigio social, formaba parte de la élite intelectual y religiosa y con frecuencia era protegido y acogido por los gobernantes y formaba parte del aparato administrativo. El sabio medieval consideraba el conjunto de conocimientos como un todo del que emanan distintas ramas.

En la Edad Media no existía una especialización tal como la conocemos hoy. Los conocimientos se clasificaban según Ibn Hazm en aquellos que eran propios de un pueblo (teología, historia, filología), los que eran universales (matemáticas, medicina, astronomía y filosofía) y las ciencias mixtas (poética y retórica).

Los sabios andalusíes formaron una élite social que a menudo recibía la protección de los reyes y gobernantes. En la Edad Media no existía el concepto de especialización y, por tanto, los sabios pasaban buena parte de su vida estudiando todas las ramas de la ciencia, primero para formarse y más tarde para formar a sus alumnos. Figuras como Azarquiel, el astrónomo holandés del siglo XI, y el médico y cirujano Avicena son algunos de los nombres propios que no se limitaron a copiar tratados de la antigüedad, sino que realizaron importantes avances en los instrumentales astronómicos y médicos, decisivos para el desarrollo de estas ciencias a un alto nivel técnico. En la imagen se observa una reproducción del canon de medicina de Avicena.