Historia de Murcia

El período de reinado de los Austrias coincide con una etapa de esplendor en la literatura y el arte español, que coexiste con la plenitud del Renacimiento y del Barroco. Es el llamado Siglo de Oro que también proyectará su luz dorada en una Murcia de rica y larga tradición cultural.

Nacido en la pedanía de Algezares, el político y escritor Diego Saavedra Fajardo (1594-1648) constituyó una de las figuras más insignes y universales de la Murcia del momento.

Paralelo al desarrollo literario se produce en Murcia un destacado cultivo de las Bellas Artes, sucediéndose diversas obras en la Catedral de la capital del Segura, como sería la famosa Capilla de los Junterones, bello ejemplo del plateresco español realizada por D. Gil Rodríguez de Junterón.

La ciudad se irá enriqueciendo con nuevas iglesias, palacios y casas solariegas: Iglesia de San Esteban, Palacio de los Riquelme, Palacio de Almodóvar, Palacio del Almudí.

La Murcia de Salzillo

Francisco Salzillo (1707-1783) es la figura clave de la imaginería murciana del siglo XVIII. Se desenvolvió en una Murcia próspera y devota, en la que proliferaban los gremios y cofradías, organizadores de los desfiles pasionarios, así como el culto a las imágenes.

En el siglo XVIII, las iglesias murcianas enriquecen su ornamentación con magníficos retablos, que dan buena cuenta del amplio desarrollo del barroco en los templos murcianos, es el cado de las iglesias de San Esteban, San Miguel, La Merced o Las Anas.

De las manos de Francisco Salzillo nacieron gran cantidad de imágenes y conjuntos escultóricos que, aún son una presencia viva y fundamental en la Semana Santa murciana.

El gran colofón artístico en la Edad Moderna murciana fue la culminación de las obras de construcción de la Catedral y la edificación de un nuevo Palacio Espiscopal.

Las nuevas obras religiosas y civiles que proliferan por la capital murciana, le confirieron una nueva fisonomía.