Cuando en el año 1770 don Fernando Gasparro y don Pedro Palmerini, italianos, establecen en Murcia la Fábrica de hilar y torcer seda al estilo de Piamonte, comienza una nueva era de la actividad sedera.

La fábrica, concebida con un espíritu y tecnología actualizada para el momento, que hilaba, doblaba y torcía sedas con unas máquinas y artefactos compuestos «de un número considerable de rodages, resortes y piezas simples, todas ajustadas con tal arte, disposición y movimiento igual al impulso de una rueda, que mueve una corta porción de agua, que sin intermisión obra cada parte su respectivo artefacto (15)».

A los pocos años (1773), la fábrica entró en crisis por falta de recursos, haciéndose cargo de la misma un pequeño grupo de empresarios encabezados por don Francisco Muños y Pérez, quién la conduce hasta que en 1786 se hace cargo de ella los Cinco Gremios Mayores de Madrid, importante grupo empresarial que contaba con el apoyo de la corona y que poseía diversas factorías en Toledo, Zaragoza, Sevilla y Granada.

La capitalización que supuso la incorporación de la Real Fábrica a los Cinco Gremios, y las franquicias que se le concedieron, dio a aquella un definitivo impulso, no sólo en el número de tornos, sino en la disponibilidad para comprar seda, almacenarla y manipularla. También la alta calidad alcanzada por sus manufacturas, lo que la hizo tener una gran demanda.

La fábrica, instalada en el antiguo colegio de la Anunciata, de los jesuitas, contaba con unos 790 operarios, entre otros, 108 hilanderas y una maestra, 487 cogedoras de seda, 104 limpiadoras de capullo, 51 oficiales de torcer, 21 oficiales de tinte, e incluso una cuadrilla de siete u ocho albañiles fijos.

La mayor parte de esta mano de obra eran mujeres (sólo 80 varones) y de corta edad. Tanto oficiales como aprendices ya no viven con los maestros, como era el caso en los gremios tradicionales. En la fábrica «no avitan sus trabajadores: los hombres salen a almorzar y comer», en cuanto a las muchachas y aprendices, las mujeres les traen la comida «a la misma fábrica, con objeto de que no anden vagueando por las calles, por ser la mayor parte de corta edad (16)»

 


 

(15) Jordán, 1779.

(16) Interrogatorio a la Real Fábrica de hilar seda a la piamontesa. 1803. AMM, leg.1547.