Fachada Principal. Iglesia Parroquial Nuestra Señora de Loreto
Fachada Principal. Iglesia Parroquial Nuestra Señora de Loreto
Iglesia de la Purísima Concepción [Iglesia de la Concepción Caravaca]
Iglesia de la Purísima Concepción

     Dentro de la evolución renacentista de nuestra arquitectura, donde los elementos clásicos y la construcción en sillares cobra fuerza, debemos señalar la particularidad del mudéjar en Murcia, muy relevante en las construcciones religiosas y que comparte espacio con otros estilismos como el renacimiento, el barroco o incluso el neoclásico. Nos encontramos ante un estilo propio de las zonas islamizadas cuyas poblaciones moriscas quedaron finalmente integradas en las sociedades cristianas. Podemos aventurar que los alarifes, o albañiles, eran muchas veces conversos al cristianismo cuyas técnicas de construcción y estética quedaban ancladas en los estilismos árabes pero con claras influencias tanto de la etapa gótica cristiana como de los nuevos planteamientos surgidos del incipiente renacimiento.

     Mudéjares eran los ciudadanos musulmanes que vivían en territorio cristiano, ya que la palabra mudéjar deriva de la árabe mudeyyen: el que es autorizado a quedarse. Mudéjares, y después moriscos, mantuvieron en sus ámbitos artesanales algunas fórmulas decorativas originales que forman parte de un estilo artístico único en el mundo. Los diseños y trazados mudéjares son reconocibles tanto en la arquitectura exterior como en los ornamentos de interiores, siendo quizá estos últimos los elementos más populares del estilismo mudéjar.

     En Murcia el arte mudéjar, o carpintería de lo blanco, es tardío, como lo es en sí misma la evolución arquitectónica y ornamental de muchos edificios renombrados. El arte mudéjar se abría paso en algunos templos del territorio murciano a través de una ornamentación muy concreta: las techumbres de madera o alfarjes.

     En la Región de Murcia existen actualmente casi una decena de templos que aún conservan sus techumbres mudéjares originales. Básicamente se suelen dividir estos templos en dos tipologías concretas, las de los templos en los que los alfarjes se encuentran entre arcos transversales o diafragma y los alfarjes de par y nudillo.

     Si hacemos referencia a las tipologías mencionadas comenzaríamos por las techumbres más antiguas, las de arcos transversales que, en Murcia, tienen grandes reminiscencias con la arquitectura mudéjar levantina. Entre los templos más antiguos se encontrarían el de San Onofre de Alguazas, que podría estar ya concluido en torno a 1534 y, siguiéndole cronológicamente, el de San Bartolomé de Ulea que en 1549 ya tenía su alfarje “a cinta y saetino”, según nos cuenta un documento de la visita de la Encomienda de Santiago. En ambos casos las iglesias fueron reformadas en siglos posteriores a los de la fábrica mudéjar, por lo que no existe ya techumbre en los presbiterios, solo en ciertos sectores de las naves.

     La armadura de San Onofre de Alguazas se conserva casi por completo, entre arcos apuntados, solo a falta de algunos pocos elementos. Ambos alfarjes son parecidos en ciertos elementos ornamentales y pictóricos, pero el de Alguazas muestra un almizate decorado con carpintería de lazo y policromado, así como grutescos y candelieri de tipo renacentista bajo los estribos. Sin duda esta de San Onofre es la iglesia con techumbre mudéjar de mayores características medievales en toda la Región.

     También tienen techumbres mudéjares con arcos diafragma las iglesias de Nuestra Señora del Loreto en Algezares, Nuestra Señora de la Concepción de Caravaca y la Concepción de Cehegín. Sin embargo, en estos casos, sobre todo comparado con el de Alguazas, los arcos diafragmas y la altura de las techumbres es mucho mayor.

     La Iglesia de Algezares tiene un alfarje de en torno a 1560 y muestra un almizate pequeño, en proporción con los lados inclinados. Los arcos transversales son de medio punto y todo el ámbito estético es claramente renacentista. En el caso de la Iglesia de la Concepción de Caravaca se sabe que en 1600 se abrió un concurso para la realización de la techumbre, concurso que ganó Baltasar de Molina. Los arcos transversales son de medio punto y el almizate es bastante estrecho, mostrando unos rosetones de lacería con piñas doradas en el centro y una profusa decoración pintada de motivos vegetales que nos recuerdan, nuevamente, al estilo pictórico de otros alfarjes más antiguos, como el de San Onofre de Alguazas.

     La armadura de la Concepción de Cehegín tiene una cronología cercana al año 1549 y resulta muy interesante el gran brocado de carpintería de lazo que se sitúa en las cercanías del altar.

     Respecto a los alfarjes de par y nudillo tenemos que hacer mención de los de San Andrés de Mazarrón y los dos ejemplos de Totana, Santiago el Mayor y Santa Eulalia, estos dos últimos muy similares entre sí.

     El par y nudillo, a diferencia de las obras con arcos transversales, es una techumbre corrida desde el comienzo de la nave hasta el presbiterio que, en el caso de Santa Eulalia, solo cubre una nave central, mientras que en los otros dos la techumbre de la nave central va acompañada de otros dos segmentos inclinados en las naves laterales. Los alfarjes o techumbres de par y nudillo suelen mostrar también unos elementos conocidos como tirantes, que unen ambos extremos de la techumbre y quedan volados bajo la misma.

     Observando estas manifestaciones artesanales del mudéjar en Murcia, nos queda claro que, pese a que en el territorio murciano no llegó a desarrollarse una arquitectura mudéjar de estilismo similar al aragonés o andaluz, sí se han podido conservar ejemplos de la carpintería mudéjar. Aunque se trate de ejemplos estilísticos de arquitectura de época moderna los alfarjes o techumbres conservan la técnica medieval, apenas se pueden considerar algo innovadores los tratamientos de los ornamentos policromados, todo lo demás, la artesanía de carpinteros y ebanistas, sigue conservando la técnica antigua ya sea en techumbres muy elaboradas o en alfarjes sencillos.

Sacra Cantero Mancebo