Otra de las arte visuales importantes es el mosaico romano, que comenzó siendo un elemento decorativo de techos y paredes y acabó por convertirse en un rico pavimento con un proceso de elaboración algo complejo y propio de albañiles especializados. Pero el mosaico, teniendo en cuenta el nivel de desarrollo iconográfico y artístico que llegó a tener puede considerarse como parte importante del arte romano.

     El mosaico romano muestra varios estilos, según el tamaño de las teselas y su disposición y un desarrollo amplio que va desde los más sencillos y bicromos a las escenas policromas más complejas y enriquecidas, en ocasiones hasta con metales nobles como el oro. Los mosaistas eran artistas muy respetados cuya pericia podía ser en ocasiones muy bien pagada y, aunque no hayan llegado apenas nombres de autores, sabemos que en ocasiones algunos eran requeridos desde largas distancias para hacer su trabajo.

     La base del mosaico, desde el punto de vista estilístico, es la pintura. Y el desarrollo de la pintura en Roma fue notable, ya fuera de caballete o mural, la más abundante y que formaba parte de la decoración de los muros de las villas privadas. Los motivos pictóricos, casi todos basados en la pintura griega y evolucionados a temas propios romanos, llegaron a ser variados (con algunos ejemplos muy notables de hasta naturalezas muertas y paisajes) pero, en términos generales, eran básicamente motivos arquitectónicos que, en algunos casos, incluían figuras, llegando a construir verdaderos trampantojos que han sorprendido en ocasiones por su técnica, en un mundo donde la perspectiva pictórica aún no había sido desarrollada en los términos renacentistas que hoy comúnmente reconocemos.

     Muy pocos son los ejemplos de pintura antigua romana que se han hallado en Murcia. La Casa de la Fortuna y la Casa Salvius, ambas en Cartagena, son los dos ámbitos que han dejado rastros de pintura romana. Un cisne con las alas extendidas y una figura femenina son buenos ejemplos de la delicadeza y alto valor técnico de estas pinturas, cuyas figuras se desenvuelven en líneas arquitectónicas y motivos decorativos.

     Volviendo al arte musivario podemos afirmar que en Murcia han quedado ejemplos interesantes, casi todos ellos construidos con formas geométricas. Los mosaicos se han hallado generalmente en villas, como La Quintilla en Lorca, Los Cipreses en Jumilla, una villa en Portmán o el ámbito de la catedral vieja de Cartagena.

     La mayor parte de los mosaicos encontrados más antiguos pertenecen al período comprendido entre el I a. C y el I d. C, el momento de mayor expansión del arte musivario; el menor porcentaje corresponde a los siglos I y II d. C., momento del declive económico de Carthago, con el abandono progresivo de la minería. La mayor parte de estos mosaicos son geométricos y bicromos, solo unos pocos ejemplos muestran figuras, como es el caso del mosaico del pavo real de la villa romana del Huerto del Paturro en Portmán y el encontrado en la calle Soledad de Cartagena, que muestra unos cisnes en un entorno geométrico policromo.

     Como hemos visto el mosaico va fundamentalmente unido, en el caso de los ejemplos murcianos, a las domus urbanas y a las villae, siendo estas últimas haciendas agropecuarias en las que un ciudadano adinerado podía construir una serie de edificios en torno a su residencia dedicados explotación agrícola y animal, (e incluso también alfarera) en muchas ocasiones residencias ricamente decoradas que podían llegar a tener sus propias termas. En el caso de Murcia este tipo de haciendas fueron notables entre los siglos II y IV d. C.; el declive de las urbes a causa de las dificultades económicas durante los siglo II y III de nuestra era, favorecieron el desarrollo de las villas en el extrarradio de las ciudades. El desarrollo mayor o menor de las artes ornamentales en estas villas dependería evidentemente del rango económico de sus dueños y en el caso del arte musiviario el costo de estos tapices de piedra era considerable.

Sacra Cantero Mancebo