Uno de sus murales para el Parque Torres II [Cartagena_Ramón Alonso Luzzy]
Uno de sus murales para el Parque Torres II
Uno de sus murales para el Parque Torres I [Cartagena_Ramón Alonso Luzzy]
Uno de sus murales para el Parque Torres I

Ramón Alonso Luzzy, Cartagena 1921-2001

Los primeros pasos de Luzzy en la vida y en la pintura

Este cartagenero amante de la luz y del color, nació un 17 de mayo de 1921 en la ciudad portuaria. Sus padres, Ramón Alonso Abril y Encarnación Luzzy Martínez, constituían una familia de clase media en la que Ramón era el segundo de tres hijos. Su padre fue funcionario en la Constructora Naval y ejercerá una notable influencia en él, animándole desde pequeño a la lectura.

Con el estallido de la Guerra Civil Española del 36 la familia Alonso Luzzy, al igual que muchos otros vecinos, ha de trasladarse a las afueras de la ciudad intentando evitar los persistentes bombardeos que acecharon esta tierra en aquellos años.

Superada la etapa bélica y en plena posguerra, Ramón Alonso Luzzy inicia sus estudios de Comercio en su ciudad natal en 1942. Sin embargo, ya en ese tiempo su afición por la pintura le inquieta de una manera especial.

El estudio de Vicente Ros

Un hecho trascendental en la vida de Luzzy fue la decisión adoptada por su padre de enviarlo al estudio del pintor Vicente Ros, para que éste gran maestro cartagenero determinase sus aptitudes para la pintura. Ros y su estudio marcarían desde ese mismo momento la vida del joven Luzzy.

Fue bajo el ambiente y las enseñanzas creadas en este taller donde Luzzy forjó su personalidad, aprendiendo sus primeras pinceladas, encontrando un sitio dentro de él mismo para la pintura, y hallando a personas como Vicente Ros o su inseparable Enrique Gabriel Navarro que le acompañarán en su viaje durante mucho tiempo.

Compaginando su aprendizaje en el estudio con el servicio en la armada, fueron creciendo y aflorando las aptitudes y sentimientos pictóricos en Ramón, dedicándose exclusivamente, una vez concluido su servicio militar, a la pintura.

Paradojas de la vida, justo un día antes del fallecimiento de su padre, en 1948, Ramón vendió sus primeros cuadros, los primeros de una intensa y larga producción artística.

Su aprendizaje continua en Madrid

Vicente Ros anima a Ramón y a su amigo Enrique a viajar a Madrid para continuar sus estudios e intentar ingresar en la Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando. Apoyado por el Ayuntamiento de su ciudad, que le concede una beca anual para realizar sus estudios, continúa su formación en la capital, participando en varias exposiciones colectivas.

Mientras prepara su ingreso en la Academia asiste a clases de dibujo artístico y composición de la Escuela de Artes y Oficios Artísticos ¿Alberto Aguilera¿, donde obtuvo un premio extraordinario en dibujo artístico.

Desde estos primeros momentos se configura una de las mayores pasiones artísticas de Ramón Alonso Luzzy, su entusiasmo por la pintura al aire libre, por el paisaje, actitud que le seguirá hasta el final de su vida. De este modo, durante su estancia en Madrid acudirá frecuentemente a pintar distintos lugares de la ciudad, el Jardín Botánico, el Retiro, la Casa de Campo¿ En esos años también realizó diversas copias en el Museo del Prado y en el Museo de Arte Moderno.

Mientras tanto, dedicado por completo a su afición y devoción, también acudía a las clases de dibujo de Pedro Roig, pintor cartagenero afincado en Madrid por el que Ramón se inscribe en la Sociedad de Pintores y Escultores

En octubre del año 49 supera el examen de ingreso en la Escuela de San Fernando, prosiguiendo y avanzando su aprendizaje. Para sacarse algún dinero vende algunos de sus cuadros, paisajes, bodegones, y algunas obras por encargo, frecuentemente retratos para familias adineradas tanto de Cartagena como de Madrid.

También son muchos los paisajes sevillanos entre la producción del artista en esa época, acudiendo a esta ciudad con asiduidad para visitar a su hermana asentada allí.

Regresó a la ciudad que llevaba en el corazón: Cartagena

Durante todo el período madrileño de Luzzy nunca se olvidó de su tierra natal con la que mantenía un contacto continuo, sobre todo a través de su maestro Ros, a quien comentaba sus avances y sus dudas frecuentemente. Tanto él como Navarro añoraban de manera especial aquel estudio donde se forjaron.

En una de las cartas que Ramón enviaba puede apreciarse esa nostalgia y todo lo que aquel estudio y aquel maestro le significaba: ¿¡Cuánto echamos de menos ese estudio!, querido Maestro. Mientras estamos en él no lo apreciamos en su verdadero valor, pero hoy aquí, trocados aquel rinconcico con sus amigos y discípulos, entre los que permanecía todo el día, por este cuarto lóbrego y frío de la calle San Andrés¿ y por último nos falta el Maestro. Usted que siempre estuvo a nuestro lado, que nos alentó haciéndonos tener seguridad en nosotros mismos, que nos ayudó  y aconsejó en todo momento, hoy nos falta usted y con ello toda la seguridad que con su presencia nos infundía ¿ es que en esas condiciones que allí estamos no podemos nunca estar aquí porque aquí no tenemos ese ambiente de tranquilidad, de paz, de amor que ha formado en su estudio¿¿

En poco tiempo, a principios de los 50, los dos discípulos de Ros abandonan sus estudios de Bellas Artes y regresan a casa, ocupándose desde entonces en ayudar a Ros en su tarea educativa.

En los concursos celebrados en la ciudad en los primeros años de la década los premios primero y segundo van repartiéndose entre Ramón y Enrique, celebrando también en el año 53 su primera exposición individual.

La cuna del arte significa un punto de inflexión para su obra: el viaje a Italia

Acompañado por Ros y el guitarrista murciano Manolo Díaz Cano,  Enrique visita Italia en 1954. Este viaje supuso para Luzzy un punto de inflexión en su pintura. Contemplando a los grandes maestros renacentistas, la influencia de Fontana, Capogrossi Dalí, Miró, Caballero, Tàpies o Vicente se verá reflejada en sus futuras producciones murales y abstractas.

De vuelta a Cartagena se funda el Centro de Estudios e Investigaciones ¿San Isidoro¿, cuyos organizadores y miembros los constituirán un grupo de amigos, Luzzy, Zarco Avellaneda, López Román o Martínez Pastor, presididos por Miguel Hernández. Este centro llevó a cabo un importante trabajo de concienciación y modernización cultural de la sociedad cartagenera. Más adelante este mismo grupo de amigos funda la Editorial Baladre, con el mismo deseo de difundir la literatura más actual. Se despierta aquí otra de las múltiples facetas de Luzzy, la de ilustrador.

Compaginando siempre sus preocupaciones socio-culturales y divulgativas con su elaboración pictórica, este ilustre personaje cartagenero participó en numerosas exposiciones dentro y fuera de su ciudad, con notables éxitos en su haber.

Una intensa etapa decorativa

Protagonista indiscutible del paisaje, Luzzy va adentrándose desde 1957 en una nueva faceta que le ocupará durante muchos años. En el mencionado año realiza una exposición junto a Navarro organizada por el Ayuntamiento. En esta presentación casi todas sus obras son paisajes de Sierra Espuña; sin embargo también incorpora un par de paneles decorativos a encargo de Ramiro Bermúdez de Castro y un boceto conjunto para los murales de la capilla del Colegio de la Sagrada Familia de los Hermanos Maristas, principio de un largo período de decoración artística que le sitúan como muralista indiscutible de esos años.

Otro viaje vuelve a marcar su obra: la isla de Ibiza

En 1958 viaja a Ibiza invitado, junto a otros artistas, por el pintor Adrián Rosa. La visita a la isla, al igual que le sucediera años atrás con su viaje a Italia, marcó a Ramón en la composición de sus futuras obras. Pintando los paisajes de la ciudad y contemplando el vanguardismo de los muchos artistas extranjeros que se afincaban en aquel paraje, Ramón dio una nueva visión a su perspectiva pictórica que se vio infundida en sus cuadros.