Padre Mario Mesa
Padre Mario Mesa

El Padre Mario Mesa Caparros (Alicante, 1938) tiene un alma universal, viajera y universitaria, una inteligencia privilegiada, una sensibilidad que es lírica y artística a la vez; y una sabiduría profunda que comunica con gran sencillez en su actividad pastoral y docente. Es tantas cosas a la vez, que el Padre Dios ha tenido que materializarlas en un corpachón casi agustiniano transmutado en religioso capuchino, desde 1955. Su avidez de conocimiento, comienza en la ciudad de Murcia con los Estudios de Bachillerato y Filosofía, continúa en Roma y Madrid con Filosofía Pura, sigue en Toledo con la Diplomatura en Estudios Hispánicos en el Centro de Estudios Internacionales de San Juan de la Penitencia (Fundación Ortega y Gasset) para recalaren Madrid (Universidad de Comillas) y Valladolid con los Cursos de Doctorado y las inscripciones de tesis: Hacia una prueba de la existencia de Dios a partir de la contingencia del decir humano y Las ideas estéticas de Jacques Maritain, respectivamente.

Su extensa formación le ha proporcionado variadas oportunidades de ejercicio profesional y gestor universitario en las Universidades de Murcia, en la Pontificia Universidad de Salamanca (Instituto Teológico de Murcia) como Vicedirector y Profesor, en la Universidad Interamericana de Puerto Rico, en la Universidad del Sagrado Corazón de Jesús de Puerto Rico y en la Pontificia Universidad de Puerto Rico, Campus del Seminario Interregional de San Juan, donde actualmente es Decano de Estudios.

Su labor como sacerdote de la Iglesia Católica, comienza en 1964. Entre 1970 y 1984, formó parte de la Comunidad de PP. Capuchinos de Murcia, y fue durante este periodo cuando dirigió la construcción y ornamentación litúrgica del actual templo parroquial de San Francisco de Asís y Nuestra Señora de los Buenos Libros en Murcia. Labor meritoria porque tuvo la acertada intuición de reclamar a los mejores artistas murcianos de aquellos años, con la incomparable ayuda del que fue arquitecto del templo Don Eugenio Bañón: al escultor D. Juan González Moreno, al ceramista D. Pedro Borja, a los pintores D. José María Párraga y D. Manuel Muñoz Barberán, aunque la actuación de éste último lamentablemente quedara plasmada sólo en un boceto.

Las distintas generaciones de murcianos que hemos tenido el privilegio de conocer el Amor de Dios a través de sus palabras tenemos una deuda inefable con él. Pero también la ciudad de Murcia y la Diócesis de Cartagena por su enorme servicio al arte regional murciano, como pone de manifiesto esta publicación de los ciclos pictóricos (1979-1978) de José María Párraga para la Parroquia de San Francisco de Asís y Nuestra Señora de los Buenos Libros.


Mariano Sánchez Cantero