Ramón Gaya Pomés fue un pintor siempre fiel a sus raíces. Desde muy joven, e impulsado por un ambiente familiar caracterizado por una vocación a la lectura y la cultura en general, empezó a cultivar su talento para la pintura.

     Antes de la guerra, Ramón Gaya ya se movía en círculos intelectuales y artísticos, y trabó amistad con gran parte de los escritores de la llamada 'Generación del 27'.

     Tras su primer viaje a París, se desilusiona con las vanguardias artísticas y se da cuenta de que su referente en pintura siempre será el 'Tronco del Prado', es decir: Tiziano, Rembrandt, Velázquez, Picasso o Van Gogh.

     Clásico y de su tiempo a la vez. Ya nunca abandonó ese criterio artístico de referencia para él.


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