Virgen de los Dolores y San Juan aguardando al Cristo de la Salud en su recogida en Martes Santo
Virgen de los Dolores y San Juan aguardando al Cristo de la Salud en su recogida en Martes Santo
Israel Crespo


     Casi todas las procesiones que tienen Crucificados, suelen organizar al llegar a la iglesia, ya de recogida, unos actos que acaparan gran afluencia de público. Generalmente, se introducen en el templo todos los tronos que van llegando excepto el del Crucificado, el de la Virgen y, si lo hay, el de San Juan.

     Situados los tres frente a la fachada de la iglesia, los nazarenos comienzan a "bailarlos", esto es, acercarlos y alejarlos entre sí marcando el paso. Finalizado esto, meten en el templo los tronos de San Juan y de la Virgen, dejando al Cristo para el final. Es entonces cuando reina el silencio entre la gente, y llega el momento cumbre.

     El paso de Cristo se dirige hacia la puerta de la iglesia, y comienza a sonar de forma atronadora el Himno de España mientras el Crucificado se introduce en el templo entre aplausos y vítores. Es un momento muy emotivo.