Escobas de los Inocentes de Fuente Librilla (Mula)
Escobas de los Inocentes de Fuente Librilla (Mula)
Tomás García

     La Fiesta de Los Santos Inocentes es un acto muy popular enraizado desde muy antiguo por la iglesia, donde todos los grupos sociales ya sea de la condición social a la que pertenezcan participaban en mayor o menor medida.

     En la fiesta nos encontramos con una hermandad religiosa organizadora del acto, hermandad con advocación a santos o vírgenes como la Virgen del Carmen (Hermandad de la Virgen del Carmen en Espinardo), etc.

     Las hermandades eran las "asociaciones" de aquella época encargadas de organizar a la cuadrilla a través de los mayordomos y buscar a los inocentes. El dinero que se recogía durante la Navidad y más concretamente en el día de los Santos Inocentes era para la celebración de las fiestas patronales. Este tipo de agrupación nació en el siglo XVII-XVIII.

     En segundo lugar aparecen los mayordomos de la fiesta, estos junto con la hermandad se encargaban de organizar la fiesta.

     El personaje del inocente era buscado por la hermandad, solían ser gentes del lugar y personas muy desinhibidas, que no tuvieran reparos para pedir dinero.

     La cuadrilla de músicos tradicionales era la que se encontraba organizada previamente en el pueblo o en el barrio, que era convocada por la hermandad para que tocaran en los bailes.

     Este tipo de fiesta era para obtener dinero, en ella destacaba el mejor postor y rompiendo el baile, demostraban a sus convecinos su escala social, como bien se relata en este fragmento: "[...] el gran baile extraordinario llamado de los 'Inocentes', de popularidad extremada no sólo en Espinardo, sino en la misma Murcia, de donde venían a presenciarlo desde la más alta aristocracia hasta el más humilde obrero, por ser para todas las clases sociales una fiesta de mucho atractivo, [...]. La célebre 'puja', que solía comprometer económicamente a los mozos cuando pretendían bailar con una chica, jugándose en estos casos el dinero, y lo que es más delicado, el honor [...]".

     La Fiesta de los Santos Inocentes esta fundamentada en las Inocentadas. La primera de ellas se produce a la Entrada de la Iglesia y en el Interior de la misma.

     Otro acontecimiento particular son las burlas que se sucedían dentro de la iglesia, como por ejemplo; el robo del misal. Es un hecho característico que se sucedían en muchas de las zonas de la Región de Murcia, donde un inocente u otro personaje cercano a la fiesta, cogía el libro sagrado del altar mayor, y el párroco, sabiendo lo que sucedía, alborotaba diciendo que habían robado el misal, y no se podía dar misa. Todos los asistentes se enfrascaban en ese ambiente de algarabía, donde los inocentes procedían a buscar el misal entre los bancos, por las faldas de las mozas, hasta que descubrían que una de las mozas lo había robado y se comenzaba a decir "pero como puede ser que la hija de tan buena familia haya robado el misal, cuantas misas de difunto por ese suceso iba a pagar la familia". Pero para relatar mejor este suceso incorporamos esta noticia: "[...] En los pueblos de los que en Murcia llaman campo, los inocentes se apoderan del misal, que está preparado sobre el arca, y lo ocultan bajo las sayas de una de las mozas que asisten arrodilladas en la iglesia, de modo que cuando el sacerdote sale a oficiar pregunta por el misal diciéndoles que le busquen; y entonces... oh entonces, con la mayor inocencia y fingiendo buscar el libro, pero siempre con la más grande irreverencia, las faldas a las mujeres, hasta dar con el libro, que colocan sobre el altar, donde comienza el santo oficio [...]".

     Además de estos relatos el inocente "sacaba el paso" al cura, realizando los mismos movimientos que él, y no se le podía refrendar nada de lo que hacía, ya que en este día todo estaba permitido.

     A la Salida de la Iglesia. Un hecho muy característico y muy localizado es la tradición de los rebuznos que se realizaba en el pueblo de Balsicas que pertenece a la localidad de Mazarrón (Murcia).

     Tras terminar la misa del día de los Santos Inocentes, comienza la fiesta de los rebuznos; los rebuznadores van ataviados como si fueran el personaje del inocente con tijeras de esquilar, un gran peine, una herradura, púas, martillo... pero la fiesta no comienza hasta que se da el primer rebuzno que se lo lleva el cura de Balsicas en la puerta de la iglesia.

     Además de este tipo de inocentadas se reproducen otras, cómo el acto de afeitar con grandes navajas, y los asistentes pagan por que sean afeitados vecinos y amigos e incluso contrarios.

     Otro acto era que los inocentes iban provisto de escobas que servían, para dar miedo por el ruido que producían al golpear el suelo, y para pedir limosna como ocurre en la población de Fuente Librilla.