Las ramblas son un tipo especial de humedales, ya que aunque dependen de la presencia de agua, sea ésta superficial o subterránea, tienen características propias, que les vienen dadas por su carácter “vectorial” es decir, por su flujo unidireccional. Las ramblas son zonas de evacuación de las precipitaciones torrenciales típicas de climas áridos y semiáridos, que se desarrollan especialmente en litologías margosas y arcillosas, con numerosas ramificaciones y morfologías. Dada la naturaleza geológica de buena parte de la Región de Murcia, y su carácter climático, alcanzan aquí especial desarrollo y envergadura, tanto, que algunos tramos de muchas de ellas han sido incorporados como viales de pueblos y ciudades.

     Aunque en general se denomina rambla a cauces temporales, en Murcia suelen llevar agua de forma permanente las ramblas más emblemáticas: la rambla del Moro, del Judío, del Tinajón, Rambla Salada… o aparecer ésta en tramos más o menos largos, debido a la presencia de aguas subterráneas y surgencias (rambla del Cañar), o al especial aporte de sedimentos, que han dejado enterrado su caudal (rambla de la Agualeja).

     Al carácter temporal de sus aguas, hay que añadir su naturaleza, y es que muchas ramblas murcianas llevan aguas salobres en general, cargadas principalmente de sulfatos, que incorporan al lavar los abundantes yesos por los que pasan, lo que las convierten en ambientes extremos, especiales, generadores de especies. Numerosas especies de bacterias, algas, plantas y animales, sobre todo del grupo de invertebrados acuáticos, tienen en estos medios sus únicas localizaciones a escalas nacional y mundial.

     El hombre ha aprovechado esta salinidad para la obtención de sales, dado que el nivel de salinidad de sus aguas es de 70- 80 gr/l, el doble del agua del mar Mediterráneo, que se sitúa en unos 35 gr/l. Las salinas interiores de la Región de Murcia representan un tipo de patrimonio arqueoindustrial, que se ha traducido en una importante diversidad de aprovechamientos. Esta evolución técnica forma parte de la evolución de nuestra sociedad en los últimos siglos, pues gracias a las salinas, nuestros antepasados han podido conservar los alimentos, curtir pieles, conservar hielo e incluso alimentar el ganado.

     En la actualidad aún se conservan y mantienen en uso algunas de ellas, como las del Principal (Jumilla), Zacatín (Moratalla), Molina de Segura, La Ramona (Calasparra), ... mientras que muchas otras han sido abandonadas, como las de Rambla Salada (Fortuna), el Salero del Águila (Jumilla) etc., llegando a contabilizarse casi una veintena de salinas asociadas a ramblas en nuestra región.

     Pero en los últimos tiempos se están dulcificando las aguas de nuestras ramblas, debido a los drenajes de la puesta en cultivo de enormes extensiones de regadíos que son sobreregados, y que vierten sus aguas a las ramblas, modificando completamente su carácter temporal, la naturaleza de sus aguas, y las comunidades vegetales y animales presentes, a lo que se une la extracción desde acuíferos, y la contaminación por nitratos y fosfatos, dando como resultado la autrofización de las mismas y de los lugares en que desembocan.

     Así pues, las ramblas, sus funciones ambientales, y sus aprovechamientos, son parte del patrimonio de Murcia, y atesoran grandes valores geomorfológicos, históricos, culturales, taxonómicos y medioambientales.

Vicente Hernández Gil