Free cookie consent management tool by TermsFeed El problema de la conservación - Región de Murcia Digital
NATURALEZA

Las estepas murcianas: valores naturales y conservación

El problema de la conservación

Avutardas (Otis tarda) en vuelo
Avutardas (Otis tarda) en vuelo
Murcia enclave ambiental

Las dificultades de manejo que presentan estos ambientes, la pérdida de rentabilidad de las explotaciones y las duras condiciones de vida que imponen, unidas al desconocimiento de los valores naturales que atesoran, han motivado en gran medida que las áreas esteparias sean objeto de diferentes e intensas transformaciones, como por ejemplo:

- La expansión vivida por la agricultura de carácter tecnificado intensivo. En las últimas décadas está propiciando nuevos frentes de roturación, transformación de tierras de secano en regadío con el aporte de recursos hídricos externos como pozos, desaladoras, trasvases, etc., y la puesta en cultivo de tierras, hasta hace poco marginales, tal y como ha ocurrido en muchas comarcas como el Campo de Cartagena. Aquí, los cultivos arbóreos de secano se han reducido en más de un 60% y los herbáceos en un 90%, lo que puede ocasionar pérdidas y empobrecimientos irreparables a medio y largo plazo con el desarrollo de procesos de erosión, deforestación, contaminación, salinización de suelos, etc.

- La topografía llana que presentan estas áreas facilita la ubicación de obras. Gasolineras, plantas de tratamiento de residuos, polígonos industriales, autovías, urbanizaciones residenciales, campos de golf, etc., encuentran en la morfología esteparia la zona ideal de construcción evitando los costes de allanamiento.

- Los planes de concentración parcelaria. En contraste con los usos tradicionales que permitían la existencia de una gran diversidad en estos parajes agrarios, en mosaico, los planes hacen que el paisaje sufra simplificación y homogeneización.

- Las repoblaciones. La repoblación del pinar parece ser uno de los factores que ha hecho desaparecer la principal población de alondra ricotí de la Región de Murcia.

En contraste con este tipo de explotación agrícola intensiva, los cultivos cerealistas, junto a los arbóreos tradicionales de secano, presentan un modelo integrador de conservación y usos del suelo, productividad y mantenimiento de su explotación. Uno de los mejores ejemplos de intervención humana favorecedora de la expansión de especies, en este caso esteparias.

El método de cultivo de cereales utilizado, como -a varias hojas-, barbechos, siembras, sectores arados y eriales, permite el establecimiento y mantenimiento de poblaciones de especies animales y vegetales que van turnándose. Este sistema, fruto de la cultura agraria secular, crea una serie de combinaciones aprovechando al máximo la tierra a la vez que se le permitía recuperar propiedades y minerales. Se mantiene de esta forma una serie de territorios -en mosaico-, separados por setos y otros elementos, que confieren una gran diversidad paisajística y funcional a estos sistemas.

Entre éstos cabe destacar los eriales, por albergar, tanto en invierno como en primavera, un elevado número de especies de aves, constituyendo el elemento faunístico más original de los cultivos ibéricos en relación a los centroeuropeos. Otro de los motivos que refuerza la indudable importancia fitogeográfica de estos ambientes áridos es por su vegetación, como algunas de sus especies mediterráneas (albardín, esparto, etc.), y otras especies vicariantes (Suaeda sp., Halocnemum strobilaceum). Es decir, que aparecen en estepas de ambos lados del Mediterráneo con una ecología predominantemente halófila, lo que permite relacionarlas con una primitiva expansión ocurrida en la Era Terciaria, coincidiendo con un clima árido y una desecación parcial del Mediterráneo, al igual que ocurre en las aves.

Además, estas zonas de transición semiárida son los auténticos laboratorios de los procesos más activos de formación de nuevos taxones (especies y subespecies), dándose en ellos una evolución acelerada. Será aquí, y no en otros paisajes más húmedos, donde hay que buscar nuevos genes para conseguir mejoras en las variedades de cultivos, mayores resistencias a enfermedades, etc.

Por todo ello, la gestión y explotación de estos parajes deberán ir unidas indeleblemente a su conservación, hallando las mejores prácticas para que no se pierda el legado que miles de años de evolución nos han transferido.

Tampoco conviene plantear la conservación a ultranza de la agricultura tradicional frente al desarrollo desorbitado de la agricultura industrial. Sin embargo, la compatibilidad de ambos tipos de agricultura, la sostenibilidad, es un reto que han de asumir tanto los encargados de la gestión y planificación de los recursos regionales, como los sectores socioeconómicos implicados. En todo caso, siempre ha de contemplarse en la protección y conservación de los medios esteparios, el mantenimiento de alguno de los usos a que se encuentran sometidos (agrícola, pastoreo, etc.), eliminando aquellos agresivos (instalaciones indiscriminadas, industriales y urbanas, repoblaciones, etc.)