Figura 1. Desplazándonos en el eje vertical, ganando o perdiendo profundidad, es como se podrán observar los mayores cambios en las comunidades bentónicas [Litoral Sumergido]
Figura 1. Desplazándonos en el eje vertical, ganando o perdiendo profundidad, es como se podrán observar los mayores cambios en las comunidades bentónicas
Juan Carlos Calvín

Distribución con la profundidad. Zonación

     En el medio marino los cambios más importantes se producen con la profundidad, teniendo que desplazarse geográficamente grandes distancias para encontrar cambios tan marcados como los que se producen con sólo descender unos metros en profundidad.

     Con el incremento de la profundidad la temperatura y la luz disminuyen, haciéndolo también los movimientos debidos al oleaje y el riesgo de cambio de salinidad por aporte de agua dulce o evaporación; por el contrario, la presión aumenta con el descenso. Si se consideran a su vez los cambios debidos a la naturaleza del fondo (roca, grava, arena, fango, etc.) y a la configuración del mismo (mayor o menor exposición al oleaje, hendiduras, recovecos, cuevas, paredes más o menos verticales, etc.), así como los debidos a las relaciones de depredación y de competencia entre los diferentes organismos, se puede entender la gran heterogeneidad del bentos marino y la dificultad que conlleva hacer una síntesis de su funcionamiento.

     Los gradientes que presentan los factores ambientales en el eje vertical hacen que las comunidades bentónicas se distribuyan en franjas o cinturones paralelos a la superficie del mar (figura 1). Distribución que se puede ver muy desfigurada si los factores ambientales presentan asimismo cambios importantes en el eje horizontal, observándose en este caso una distribución en manchas de las comunidades. A esta tendencia de las comunidades bentónicas a distribuirse en franjas paralelas a la superficie del mar es a lo que se conoce por zonación.

     Las zonas consideradas para el mar Mediterráneo son: supralitoral, mediolitoral, infralitoral, circalitoral, batial y abisal, constituyendo las cuatro primeras el sistema litoral o fital, donde hay luz suficiente para el desarrollo de los vegetales, mientras que las dos últimas ya pertenecen al sistema afital o profundo, donde ya no hay vegetales (figura 2).

     A continuación describimos las cuatro zonas que puede visitar un buceador y en los esquemas de las figuras 3 y 4 sólo se representan los fondos hasta los 50 m de profundidad, que seria el margen de profundidades para el buceo con aire comprimido.

Supralitoral

     La zona supralitoral o de salpicaduras es la que humedece el rocío del mar y el salpicar del oleaje, pero que prácticamente nunca se ve sumergida. Su amplitud es variable, dependiendo de factores como la fuerza del oleaje y la inclinación y orientación de la costa, estando generalmente comprendida entre 30-50 cm en las zonas poco expuestas al oleaje y 2-3 m en las más expuestas. Las especies supralitorales están adaptadas a unas condiciones de vida muy duras por la falta de agua, por los extremos de temperatura que se alcanzan (elevados en verano y bajos en invierno), por la fuerte insolación y por los grandes cambios de salinidad que se producen (costras de sal por evaporación, lluvias).

     Las comunidades propias de esta zona son pobres en especies y muy homogéneas a escala mundial.

Mediolitoral

     La zona mediolitoral, de mareas o de rompientes, es aquella en la que se encuentran las comunidades de organismos que requieren o toleran un cierto grado de inmersión, pero no pueden sobrevivir a inmersiones permanentes o semipermanentes. Se encuentra inmediatamente por encima del nivel del mar, estando mojada casi constantemente por el oleaje. Su amplitud va a depender de la fuerza del oleaje y de la inclinación y orientación del litoral, ya que las mareas en el Mediterráneo son muy reducidas. Generalmente, se la divide en dos subzonas: una superior, donde la inmersión es rara, y otra inferior, donde las inmersiones son más frecuentes pero no permanentes.

Infralitoral

     Su límite superior está marcado por los organismos que requieren una inmersión continuada, y el inferior por la desaparición de las fanerógamas marinas y las algas fotófilas. El límite superior va a depender de la fuerza del oleaje y de la inclinación y orientación del litoral. Por el contrario, el inferior depende de la claridad de las aguas (15-20 m en la Costa Brava catalana y 28-35 m en Baleares y SE peninsular). Se suele dividir en dos subzonas, una superior, hasta los 10-15 m, de mayor incidencia del oleaje, y una inferior, donde el hidrodinamismo depende principalmente de las corrientes.

Circalitoral

     La zona circalitoral se extiende desde el nivel inferior alcanzado por las fanerógamas marinas y las algas fotófilas, hasta la máxima profundidad donde llegan las algas multicelulares. Su límite superior se encuentra entre los 15-35 m de profundidad, según la claridad de las aguas, y el inferior, alrededor de los 100 m. El final de esta zona coincide aproximadamente con la porción inferior de la plataforma continental y el margen superior del talud continental.

     El sistema afital, caracterizado por la ausencia de luz, se extiende por prácticamente todo el talud continental (zona batial) y por las llanuras abisales (zona abisal).

Juan Carlos Calvín