Es la relación permanente que se establece entre dos especies diferentes que llevan una vida común, y de la que obtienen un beneficio recíproco.

Es la relación que mantienen ciertas especies de algas unicelulares y ciertos animales, principalmente esponjas y cnidarios, que las alojan en sus tejidos internos. El animal aprovecha el oxígeno desprendido en la fotosíntesis, se nutre parcialmente de las sustancias excretadas por las algas, y se ve libre de parte de sus productos metabólicos que son consumidos por el alga. Por su parte, las algas obtienen un microhábitat sin competencia con otras algas, y los nutrientes seguros y constantes que el metabolismo del animal les proporciona.

El ejemplo más claro de esta relación se observa en las especies bentónicas (ciertas esponjas, ascidias, etc.) que tienen una coloración intensa en la parte del cuerpo que recibe más luz, mientras que la que menos luz recibe es bastante más clara o incluso blanquecina (figura 1). La coloración intensa es consecuencia de una presencia importante de algas simbiontes, mientras que coloraciones más claras reflejan una disminución de dicha presencia. Una coloración blanquecina, que es la que presentan estas especies en las cuevas, indica que las algas no pueden sobrevivir por falta de luz (figura 2).

Juan Carlos Calvín