Fiel a mi estilo, algo radical pero siempre cercano a la verdad, me gusta decir cuando hablo del gusano de la seda que la ciudad de Murcia sería Albacete o cualquier otra ciudad si no fuese por el gusano de la seda. Me explicaré.

El Seminario de San Fulgencio sito en la Plaza del Cardenal Belluga, actual sede de la escuela superior de arte dramático y danza-, el Palacio Episcopal, así como una gran parte la Iglesia Catedral y del Barroco Murciano son algunas de las obras llevadas a cabo por la iglesia gracias a los diezmos y limosnas de la seda.

La puerta del Museo de Bellas Artes de Murcia -antigua puerta del Contraste de la seda-, la bonita fachada que adorna el Edificio de los Nueve Pisos -antigua fachada de la fábrica de hilar y tejer sedas a la Piamontesa o, incluso, el Puente Viejo, son otras tantas obras civiles que fueron posibles gracias a los beneficios y los impuestos de la seda.

Aparten ustedes de sus recuerdos esos monumentos e imagínense ahora Murcia ¡si pueden!

Autor: © Julio Pedauyé Ruiz