Se trata de una conífera que puede alcanzar los 35 m. de altura y que llega a vivir más de 500 años, en condiciones adecuadas. Es característica su copa "afilada" y su porte columnar en forma de punta de lanza, muy vertical, al igual que la disposición de las ramas. Pero también es usual verlo con otra forma , de copa más ancha y con las ramas extendidas más o menos, horizontalmente. En cualquier caso, las ramas siempre nacen muy cerca del suelo. Su corteza es delgada de color pardo grisáceo, con muchas grietas longitudinales que no llegan a agrietarse.
Las hojas del ciprés (verdeoscuras) tienen forma de escama (escuamiformes), de muy reducido tamaño y se disponen unas sobre otras en forma de tejas (imbricadas). Son opuestas y están dispuestas muy apretadamente y fuertemente ligadas al brote. Las hojas van formando las características ramillas de los cipreses.
Las flores masculinas son claviformes (en forma de porra o clavo), de un tamaño de entre 3 y 6 mm. y se distribuyen de forma individual, teniendo un color amarillento al principio que torna a pardo oscuro cuando pasa el tiempo. Las flores femeninas son globulares (en forma de globo), muy pequeñas (4-6 mm), de color verde y aparecen dispuestas en pequeñas inflorescencias.
Los frutos del ciprés, del tipo estróbilo (falsa inflorescencia leñosa), son globulares, de un tamaño de 2 a 4 cm de grandes, y formados por escamas (de 6 a 12) que encajan unas con otras. Son de color pardo grisáceo y las semillas que contienen (de 6 a 20 por escama) maduran en el 2º año. Los estróbilos abiertos (con las escamas separadas) aún permanecerán algún tiempo en el árbol.
Hábitat y Distribución
Esta especie se distribuye por toda la región mediterránea, prefiriendo, en origen, los bosques de montaña con abundantes coníferas y de suelos frescos, aunque es bien conocida la presencia de este árbol cerca de ámbitos humanos. El ciprés es muy resistente a las sequías estivales, pero sólo resiste los inviernos fríos en zonas templadas.
Otros Aspectos
Este es un árbol muy ligado a las distintas culturas mediterráneas. En el mundo occidental antiguo el ciprés estaba consagrado al dios Plutón, cuya frente se coronaba con su ramaje, y por eso también se solían esparcir sus ramas a las puertas de las casas de los difuntos. Desde entonces adorna los cementerios de los pueblos de la cultura cristiana en toda la cuenca mediterránea. Por este motivo fue plantado a menudo junto a los sepulcros, y además, en tanto que era considerado como capaz de repeler hechizos malignos, también se utilizó para cercar villas y caseríos.
La madera del ciprés es muy apreciada por su aroma y por no ser atacada por la carcoma. Se utiliza para poste y palos que se emplean en la construcción de parrales por su gran resistencia.
En medicina popular, se conocen desde tiempos inmemoriales, las muchas propiedades asociadas a las diferentes partes de este árbol. Así, a la esencia de ciprés se le puede atribuir propiedades antiespasmódicas, contra ataques de asma, pectorales. También se usaba tradicionalmente para trastornos de tipo menstrual. La importante cantidad de tanino que contienen sus frutos, sobre todo antes de alcanzar su completa madurez, le confieren una poderosa acción astringente y vasoconstrictora.