Filo: Porifera (poríferos o esponjas)       

Las esponjas son animales muy poco evolucionados, constituidos por diferentes tipos de células que no llegan a formar tejidos propiamente dichos y que por lo tanto carecen también de órganos. Siendo conocidas las esponjas naturales de baño, que pueden ser adquiridas en muchos comercios y farmacias, o en la orilla de las playas tras ser arrojadas por el mar.

Como característica general destaca el tener un cuerpo muy poroso, que da nombre al filo, atravesado por un laberinto de canales que suelen desembocar en una cavidad central. Poseen un esqueleto formado por proteínas (colágeno) junto con espículas de sílice (ópalo) o de carbonato (calcita o aragonito) y más comúnmente por colágeno en forma de espongina o por colágeno y carbonatos masivos.

Su cuerpo posee morfologías muy diferentes, dependiendo en numerosas ocasiones del medio en el que viven. Así las que habitan en zonas donde llegan muchos sedimentos adoptan formas tubulares, mientras que las que viven en lugares con poca sedimentación o luz, suelen tener formas discoidales para aumentar la superficie de absorción de nutrientes o de iluminación, al vivir algunas especies en simbiosis con microorganismos autótrofos.

Modo de vida

Son animales acuáticos, mayoritariamente marinos, que viven fijos al fondo (sésiles) o a otros seres vivos. Son organismos filtradores que se alimentan de los microorganismos y de la materia orgánica que hay en las aguas. Para ello poseen una serie de canales inhalantes, por donde entra el agua con los nutrientes, que desembocan en unas cámaras con unas células llamadas coanocitos que poseen flagelos, que atrapan el alimento, y una serie de canales exhalantes que expulsan el agua con los residuos a una o varias cavidades centrales denominadas atrios, desde donde sale el agua al exterior por unos orificios (ósculos).

Criterios de clasificación

Para su clasificación es necesaria la utilización de lupas binoculares y microscópios, ya que se clasifican en función de la composición del esqueleto y de la forma de las espículas que lo conforman. Así podemos distinguir 5 clases de poríferos (Desmospongea, Calcarea, Hexactinellida,  Archaeocyatha y Sphinctozoa) de las cuales, actualmente, solo poseen representantes las 3 primeras, existiendo ejemplares fósiles de ellas en la región.

La clase demospongea se caracteriza por tener espículas silíceas con un solo eje (monoaxonas) o con cuatro ejes (tetraxonas) y radios triangulares o hexagonales. Dentro de ellas en la región son importantes el grupo de los litístidos, siendo los géneros más comunes: Discodermia, Pliegatella, Plioboliopsis, Cnemidiastrum, Cucumaltina, Jereopsis y Pleuroma.

La clase calcarea poseen espículas exclusivamente calcáreas,  tanto aisladas, con 3 o 4 ejes, como formando parte de un esqueleto macizo.

La clase hexactinellida o esponjas vítreas tienen un esqueleto formado por espículas silíceas con tres ejes (triaxonas) o seis radios (hexactinas) en ambos casos de sección cuadrada. Dentro de ellas en la región están bien representados los géneros: Regadrella, Eurete, Lefroyella, Myliusia, Hexactinella, Aphrocallistes y Manzonia.

Interés científico

Los poríferos no son fósiles guía típicos, por lo que están relativamente poco estudiados, pero tienen un gran interés sedimentológico, ya que en algunos periodos del Paleozoico y del Mesozoico fueron importantes bioconstructores de arrecifes.

Localización

En la comunidad aparecen restos de esponjas (espículas) en rocas con edades comprendidas entre 200 millones de años y la actualidad, pero los ejemplares enteros son relativamente escasos, localizándose escasos ejemplares en materiales cretácicos de Ricote, pero son más abundantes en algunos yacimientos tortonienses de las poblaciones de: Pliego, Mazarrón, Lorca, Ulea y Mula, donde se han descrito más de 20 especies.

Curiosidades

Aparecieron hace unos 600 millones de años y se conocen más de 5.000 especies actualmente y algunos zoólogos citan hasta 15.000. Siendo el número de géneros fósiles de unos 1.300, pese a que  son fósiles poco estudiados.

En el Jurásico las esponjas de esqueleto silíceo formaban arrecifes que se extendían por el Tethys (antiguo Mediterráneo), formando una barrera discontinua de unos 7.000 km.

Actualmente los arrecifes de esponjas son muy escasos, pero se han localizado arrecifes de esponjas silíceas en la plataforma continental de la Columbia Británica, Canadá, que se extienden discontinuamente por unos 400 km2 y poseen una anchura de hasta 10 m y una altura que llega a los 25 m (8 pisos), que empezaron a formarse hace unos 9.000 años.

Como carecen de tejidos y órganos muchas personas confunden estos animales con alguna clase de alga o planta, de hecho los científicos no las consideraron animales hasta mediados del siglo XVIII.

Son los animales más longevos, ya que algunas especies tropicales viven más de 600 años y se conoce un ejemplar de 2´7 m de longitud de la esponja Monorhaphis chuni, localizado en el mar de China, que podría haber vivido unos 11.000 años.

Su función en los ecosistemas marinos es crucial, ya que filtran el agua y se alimentan de microorganismos que pueden producir enfermedades a otros seres vivos.

Las esponjas se han utilizado desde hace más de 5.000 años como esponja de baño y para acolchar diversos objetos como cascos y armaduras. Actualmente son cultivadas en granjas y utilizadas, además, en la investigación para su uso farmacéutico como fuente de: toxinas, antibióticos, antitumorales y regeneradores de huesos.

Aunque la mayor aparte de las esponjas son filtradoras, existe un raro grupo de pequeñas esponjas (1-1´5 cm) que son carnívoras y cazan pequeños crustáceos, el cual está protegido y se sospecha que podrían ser localizado en el Seco de Palos.

La esponja Suberites domuncula suele crecer sobre conchas de gasterópodos ocupadas por cangrejos ermitaños, lo que le aporta desplazamiento, y restos orgánicos cuando el cangrejo se alimenta.