Parada 1. Aula de la Naturaleza del Rellano

     El Aula de la Naturaleza del Rellano consta de una exposición permanente sobre la geología del municipio de Molina de Segura, que muestra la historia geológica de la zona. Ver la explicación de su contenido en el LIG Arrecifes del Rellano.

Parada 2. Yesos triásicos

    Cuando acaba el asfalto el camino atraviesa un afloramiento de arcillas, yesos y dolomías. A la derecha se observan pequeñas canteras en los yesos, que realizaron los aledaños. Estos yesos y dolomías son los restos de antiguas salinas costeras, que ocuparon gran parte de la región hace unos 225 millones de años cuando comenzó a fragmentarse el Pangea. Estos yesos y dolomías también representan la base del cabalgamiento subbético, sobre los materiales cretácicos prebéticos, habiéndose desplazado sobre éstos últimos materiales algunas decenas de kilómetros, durante la orogenia Alpina, cuyo resultado en el sureste español es la formación de la cordillera Bética.

Parada 3. Fósiles y Discordancia

    Continuando por el camino afloran las margas y margocalizas prebéticas del Albiense (Cretácico inferior), que aparecen en estratos alternos y subverticales. Estos materiales tienen un gran interés paleontológico ya que en ellos aparecían, antes de ser expoliados por coleccionistas de fósiles, numerosos ejemplares de equinodermos del género Toxaster y Hemiaster, ammonoideos de los géneros Desmoceras, Lytoceras, Tetragonites y Puzosia, coleoideos del género Neohibolites y algunos braquiópodos, así como, algunas mineralizaciones de celestina y cuarzo en las fracturas de las margocalizas.

    En el talud derecho del camino se observa una espectacular discordancia entre los materiales cretácicos subverticales y los depósitos plio-cuaternarios horizontales que forman el glacis suprayacente. En la figura 2 se explica la formación de una discordancia.

    Estos materiales geológicos nos informan de que hace unos 100 millones de años, la zona ocupaba un fondo marino relativamente profundo y pobre en oxígeno, en el que sedimentaban: arcillas y arenas procedentes de los terrenos emergidos cerca de Jumilla-Yecla y carbonatos de las aguas marinas, que enterraban las conchas de los ammonites y belemnites muertos. En este fondo fangoso vivían numerosos ejemplares de erizos irregulares que se alimentaban de los restos de materia orgánica presentes en el sedimento y algunos braquiópodos.

    El clima reinante sería algo más templado que durante la etapa jurásica anterior y debió de presentar fluctuaciones rítmicas en su temperatura media, que durarían miles de años, lo que propicio la alternancia de margocalizas en épocas algo más cálidas con margas en épocas algo más templadas.

Parada 4. Travertinos

    Siguiendo unos 200 metros por el camino, encontramos otro camino a la izquierda que va paralelo a la rambla del Salar, que nos lleva a una formación de travertinos activa actualmente, mostrándonos como se originan este tipo de rocas, al precipitar la cal de las aguas subterráneas, que afloran a la superficie, sobre la vegetación existente.

    El origen de los travertinos está pues en la existencia de pequeñas surgencias de aguas bicarbonatadas, como consecuencia de que la serie impermeable de margas y margocalizas albienses termina en un tramo de calizas de poca potencia (10 m), muy diaclasadas, que constituye un pequeño acuífero sobre el acuífugo margoso inferior.

Parada 5. Tectónica y geomorfología del Barranco del Mulo

    Desde la parada 3 al final del recorrido por el cauce del barranco del Mulo podemos admirar y deleitarnos con las numerosas estructuras que han originado los fenómenos tectónicos de la orogenia Alpina. Desde la ladera norte del cerro Algezar, sobre una terraza cuaternaria, se puede observar una panorámica de este barranco. A nuestra derecha vemos la cresta que forman los estratos subverticales de la Loma de Planes, de cuya ladera sur parte un glacis muy llano que contrasta con el relieve agreste de la cresta. También podemos ver el cerro del Saltador desplazado hacia el norte por una falla de desgarre y parte de un isleo tectónico formado por sedimentos triásicos.

    El barranco surca principalmente una formación margosa de color gris-amarillenta del Albiense inferior; estos sedimentos son los más antiguos que afloran en la zona de la serie cretácica, que aquí forman parte del núcleo de un anticlinal, cuyo flanco norte son los relieves comentados y el sur es el cerro Algezar, que queda a nuestras espaldas.

    Continuando por el camino que accede al cauce, justo antes de llegar al mismo, podemos observar en su pared norte una serie de replegamientos muy dislocados y caóticos que chocan contra unas margas muy oscuras; se trata de un pliegue intraformacional (slumping) originado por un paleodeslizamiento acaecido durante el Cretácico inferior. Continuando aguas abajo o arriba como viene marcado en el itinerario, apreciamos nuevos repliegues en rocas areniscosas que aparecen embutidos en las margas oscuras, así como otros pliegues en sentido estricto, estrías de falla y diversas geoformas generadas en épocas recientes por las aguas de escorrentía (cárcavas, erosiones laminares, barras de conglomerados, antiguas terrazas fluviales, etc.).

    De la observación de los materiales margosos y areniscosos, y de las estructuras en ellos presentes podemos deducir como fue en un medio marino en el que se depositaron y formaron. El color de las margas nos indica un medio sin oxígeno donde la materia orgánica no se pudo oxidar, lo que se reafirma si observamos las partículas que quedan al tamizarlas, ya que no existen apenas restos de foraminíferos marinos y si numerosos microcristales de pirita, por lo que debió ser un fondo marino muy profundo (algunos autores dan profundidades de hasta 1.000 m para estos ambientes del Prebético meridional). Este tipo de materiales puede llegar a ser una roca madre de petróleo o gas si el contenido en materia orgánica es lo suficientemente alto.

    Las areniscas replegadas y dislocadas existentes en las margas eran sedimentos poco cementados, por lo que tenían un comportamiento relativamente plástico, que les permitió deslizarse desde zonas más someras por terremotos o grandes tormentas. Al deslizarse se replegaron y fracturaron hasta que finalmente se amontonaron en las zonas más profundas del mar sobre las margas euxínicas hace más de 100 millones de años. Posteriormente volvieron a ser plegados hace unos 20 millones de años por la orogenia Alpina.

    Siguiendo por el cauce del barranco, aguas arriba, hasta el Saltador, volveremos a ver numerosos paleodeslizamientos, pero también debemos observar las morfologías que las aguas de escorrentía modelan sobre las margas, como las cárcavas y pequeñas chimeneas de hadas. O los depósitos existentes en el cauce de la rambla. Se trata estos últimos de barras de gravas que en numerosas ocasiones están condicionadas por la existencia de vegetación arbórea o arbustiva, que frena las aguas obligándolas a depositar los sedimentos que arrastra en las zonas del cauce con más vegetación, lo que nos ilustra sobre el importante papel que juega la vegetación en el control de la erosión.

    Si observamos con detenimiento estas barras de gravas, veremos cómo los cantos se disponen unos sobre otros como si fueran fichas de dominó, lo que nos sirve para saber la dirección y el sentido de las corrientes que los han depositado. Este hecho es obvio en un cauce actual, pero su conocimiento nos sirve para deducir estos mismos datos en épocas pasadas, en las que el relieve existente pudo ser totalmente diferente, y por lo tanto deducir donde estaban las zonas más elevadas y más deprimidas en función de las direcciones marcadas por las paleocorrientes en los sedimentos antiguos (figura 3).

    Otro aspecto geológico muy interesante son los grandes depósitos de terrazas del barranco del Mulo. Hay varios niveles de terrazas, la más antigua esta a bastante altura respecto al cauce actual lo que nos evoca la importante incisión erosiva durante el Cuaternario de estos cursos fluviales (figura 3). Los procesos geológicos externos hoy día aquí continúan muy activos, como ejemplo tenemos grandes desprendimientos, algunos de ellos tan importantes que casi han taponado el cauce del Barranco.