¿Qué es un fósil?
Un fósil es cualquier evidencia de vida previa al Holoceno (anterior a hace unos 100.000 años), aunque algunos científicos consideran como fósiles o subfósiles, a aquellos que poseen una edad comprendida entre 10.000 y 100.000 años. Esta evidencia de vida puede ser:
Restos inorgánicos de seres vivos, como caparazones, conchas, huesos o dientes; que normalmente han experimentado algún tipo de reacción química, que ha conducido a la transformación (aragonito en calcita) o sustitución (aragonito por sílice o pirita) de los minerales originales que lo formaban.
Restos orgánicos diversos como tejidos vegetales o animales, excrementos, etc., que se conservan raras veces por procesos de mineralización (sustitución de materia orgánica por sílice u óxidos, fosfatos, carbonización, etc.) o por estar incluidos en sustancias, que los preservan de la descomposición, como el ámbar, el asfalto, el hielo o la sal.
Moldes. En numerosas ocasiones los restos orgánicos e inorgánicos de los seres desaparecen, pero se conservan sus moldes internos o externos e impresiones, que se originan por la cristalización de minerales en su interior o exterior de ellos, y más comúnmente por la cementación del sedimento en el que se encuentran englobados, o que los rellena.
Estructuras originadas por la actividad de los seres vivos (huellas, pistas, galerías, perforaciones, etc.), que se denominan con el vocablo “icnofósil”.
¿Dónde se forman los fósiles?
Los fósiles, salvo raras excepciones (cineritas volcánicas), solo se encuentran asociados a rocas sedimentarias, y dentro de éstas, a aquellas que poseen una o varias de las siguientes características:
Grano fino; cuanto más pequeño sea el tamaño de las partículas que componen el sedimento, mejor se podrán conservar los restos de los seres vivos, ya que; los sedimentos finos se depositan en medios poco agitados, donde la erosión es escasa y la circulación de fluidos que disuelvan los restos será menor, habrá menos oxígeno y por lo tanto menos “depredadores” y menos oxidación de la materia orgánica, los moldes conservaran los detalles más delicados, etc. Los conglomerados no suelen contener fósiles y cuando los poseen están normalmente muy deteriorados, conservándose solamente aquellas partes duras muy resistentes, como fragmentos de huesos, caparazones de grandes equinodermos, valvas de ostras, etc.
Medios reductores o poco oxigenados; en estos medios la materia orgánica tarda más en descomponerse (no se oxida) y el número de organismos (detritívoros, litófagos, etc.), que de una u otra forma destruyen los cadáveres es menor.
Origen primario; las rocas sedimentarias que proceden de la transformación diagenética de otras rocas, suelen carecer de fósiles. La mayoría de las dolomías proceden de la sustitución en calizas de Ca+2 por Mg+2, lo que conlleva la destrucción de los fósiles, apareciendo en algunos casos indicios de éstos (fantasmas). Solo en algunas dolomías como las del Pico de la Carne en Granada, contienen fósiles bien conservados.
Poco solubles; al disolverse las rocas se suelen disolver los fósiles que en ella existen, por ello no suelen encontrarse fósiles en el yeso, la anhidrita, la sal, etc. También, hay que tener en cuenta que este tipo de rocas se forman en medios donde la vida es escasa.
Medios acuáticos de baja energía como fondos marinos, lagunas costeras, marismas, pantanos y lagos. Los fósiles estarán mejor preservados en rocas originadas en estos medios donde la erosión es escasa y predomina la deposición de sedimentos que protegen a los restos de seres vivos de su destrucción.
Por todo lo expuesto anteriormente, las rocas sedimentarias más propicias para preservar los restos de organismos son: diatomitas, calizas, margocalizas, margas, arcillas, carbones (turba, lignito y hulla) y areniscas calcáreas.
¿Para que sirven los fósiles?
Los fósiles nos pueden suministrar información de:
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La evolución de la vida; en las rocas de cada época aparecen distintos tipos de fósiles, que nos informan del orden en el que van apareciendo y extinguiéndose los seres y el parentesco entre ellos (filogénias).
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La paleogeografía; cuando un continente se separa de otro, los mismos organismos evolucionan de diferente forma, dando lugar a especies, géneros y otros taxones diferentes. Estudiando los fósiles de la misma época, de dos continentes, podemos saber cuando se separaron éstos, al ver cuando aparecen fósiles diferentes.
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La paleoclimatología; muchos organismos solo viven bajo determinadas condiciones climáticas (como los corales, strombus, vegetales, etc.), al encontrar sus fósiles podemos deducir el clima reinante en esa época.
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Las condiciones paleoecológicas que existían en una época y en un lugar determinados (ambiente: fluvial, lagunar, litoral, arrecifal, pelágico, etc.; temperaturas; concentración de oxígeno; espesor de la lámina de agua; salinidad, etc.).
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La edad relativa y “absoluta” de los materiales en que aparecen, y la duración de los ciclos temporales (días y años) en el pasado (en el Devónico el año tenía 400 días, hace unos 600 m.a. 424, etc.). Esto es debido a que determinados restos fósiles sólo aparecen en épocas muy concretas y que existen determinados minerales en las rocas que los contienen, que poseen elementos radiactivos que pueden informarnos de la edad absolutas de estas rocas. Por otra parte, determinados organismos generan ciertas estructuras (por ejemplo: los corales cada día, algunos vegetales cada estación) que nos informan de la duración de los ciclos temporales mencionados con anterioridad.
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La polaridad de los estratos (techo y muro) y de las series estratigráficas (normal o invertida). Por ejemplo; las huellas de animales se conservaban como moldes en los techos (parte superior del estrato) de los estratos y como contramoldes en los muros de los mismos (parte inferior del estrato).
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La correlación entre series estratigráficas, para la cual se suelen utilizar los denominados fósiles guía o característicos, que son aquellos que se caracterizan por: a) una evolución rápida (cambios morfológicos importantes en corto espacio de tiempo); b) un área de dispersión grande, por lo cual eran seres adaptados a diversos ambientes y que poseían facilidad de expansión. c) una abundancia en los estratos, ello implica que sus poblaciones fuesen muy numerosas y que tenían facilidad de fosilización como los trilobites en el paleozoico o los ammonites en el mesozoico.
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Las deformaciones que han sufrido los materiales (rocas) en los que aparecen.
¿Sabías qué?
La ciencia que estudia los fósiles es la Paleontología (pale: antiguo, onto: ser, logia: tratado). Por extensión, también se aplica el vocablo fósil como adjetivo a estructuras antiguas de origen inorgánico (dunas fósiles, impresiones de gotas de lluvia fósiles, grietas de retracción fósiles, paleocanales, etc.), pero estas estructuras las estudia otra disciplina de la Geología; la Sedimentología.
Antonio del Ramo
Francisco Guillén