Los árboles monumentales, aunque vegetales ancianos, en muchos casos de aspecto decrepito, son majestuosos monumentos naturales y testigos vivos del paso de la historia. Por la admiración que despiertan en quienes los conocen y sobre todo por el significado natural, social y cultural –hasta económico–, es de vital importancia conservarlos como parte relevante del patrimonio de nuestra Región.

     Con el fin de protegerlos y conservarlos la Administración regional elabora inicialmente un documento técnico con el Catálogo de Árboles Monumentales Prioritarios –CAMP– en el que se incluyen los dos ejemplares más importantes de cada especie, por sus dimensiones y antigüedad. El trabajo previo a la selección de los aproximadamente 50 ejemplares que constituyen el CAMP ha recopilado información de más 1.100 árboles y contiene, además de los datos anteriores, una evaluación del estado de conservación y las amenazas identificadas. Estos árboles monumentales prioritarios del CAMP han sido considerados en una normativa regional pendiente de aprobación, en la figura de Monumento Natural, que contempla la Ley 4/1992 (BORM núm. 189).

     Fundamentada principalmente en el CAMP se aprueba la Ley 14/2016 de Patrimonio Arbóreo Monumental de la Región de Murcia, con la unanimidad de los votos de los diputados de la Asamblea Regional, el 7 de noviembre de 2016. La normativa establece una protección genérica, según especie y perímetro de tronco a 1,30 m (altura del pecho), también por altura total superior a 26 metros (22 de estípite), y una protección expresa por la Comunidad Autónoma y por los Ayuntamientos, definiendo prohibiciones, actuaciones, aprovechamientos, tipos de infracciones y régimen de sanciones, etc.

     La ley específica que determinados “grupos y ejemplares botánicos que por sus características excepcionales de valor histórico, cultural, científico y de recreo constituyen un patrimonio arbóreo único”, que “representan una parte singular del patrimonio medioambiental y cultural del pueblo murciano”, presentan “evidente interés público su protección y conservación”. Además, añade que “hay que tener en cuenta que estos árboles han dejado de ser meramente, y en esencia, árboles forestales, agrícolas u ornamentales, para pasar a ser las piezas únicas de un patrimonio natural y cultural formado por árboles monumentales vivos, que demanda la categoría ética e intelectual de nuestra sociedad para procurarle los mejores cuidados y atenciones, que estas obras de arte producto de la naturaleza y la cultura, se merecen”.

    De la protección expresa de Comunidad Autónoma y ayuntamientos se crea un primer Catálogo de Árboles Monumentales y Singulares de la Región de Murcia, presentado en el Anexo I de la Ley, y de conjuntos arbóreos, en el Anexo II, que incluye, por ejemplo, el Pinar de Churra (Murcia), el Palmeral de Zaraiche (Murcia), las sabinas moras de El Sabinar (Cartagena), sabinar de sabina albar en Calar de la Santa (Moratalla), palmitares de Cabezo de la Fuente (Cartagena), etc.

     Por la longevidad de estas plantas no es extraño que algunos árboles monumentales, con ramas muertas o partidas y follaje escaso, –por las inclemencias del tiempo, por las agresiones del hombre o, simplemente, por la vejez y los años vividos–, evidencien que su fin está próximo. Esto le ocurría al Roble de las Lentejas, que murió en 2005 y cuyo tronco aún puede verse muy cerca de la Hospedería de Casas Nuevas, en la vertiente oeste de Sierra Espuña. El Plantón del Covacho de Nerpio (en la provincia de Albacete), una vieja y famosa noguera declarada Monumento Natural en Castilla-La Mancha, también murió hace pocos años, en 2006; en un último aliento de vida brotaron hojas de unas pocas ramas centrales, que terminaron por secarse en agosto y con ellas el árbol más importante de la comarca. Igual suerte corrió otro nogal albaceteño del territorio limítrofe con la Región, la Noguera del Arco (Socovos), árbol monumental de origen musulmán que era el nogal vivo más antiguo de Europa murió en 2014, por los efectos de pequeñas obras cercanas, que afectaron a sus raíces, entre otras el entubamiento de la acequia próxima. Casi que por las mismas causas fue debilitado al extremo el Latonero del Niño (Mula), que fue derribado por el fuerte viento de febrero de 2017. Y mención tristemente especial requiere el Almez de Blanca mutilado o deteriorado gravemente, hasta causarle la muerte o casi (infracción muy grave de la Ley 4/2016).

     De entre los árboles monumentales que se listan a continuación, habría que destacar por su singularidad los ejemplares de especies eminentemente arbustivas que desarrollan porte arbóreo, como las dos sabinas arbóreas del Cortijo de Priego (Moratalla), el Taray de Lo Santero (Torre Pacheco) y el madroño del Madroñal (Cieza). Este último es una reliquia testimonial de lo que tuvo que ser una zona rica en madroños, como así lo refleja el topónimo del lugar, que ha sobrevivido por estar plantado en una pequeña huerta.

     También son destacables y muy singulares los conjuntos de árboles o arboledas que presentan varios ejemplares monumentales. Los olmos de Maripinar, muy cerca del puente de los Nueve Ojos, en Cieza, y los álamos blancos de Fuente Mellinas son un buen ejemplo. Además los primeros no han sido dañados por la grafiosis, enfermedad que está esquilmando a los olmos peninsulares, parece ser que por una mutación del mismo hongo que la causa la enfermedad y que los mantiene a salvo completamente sanos. Los segundos son un caso excepcional, puesto que los álamos no se caracterizan por ser plantas longevas, sino todo lo contrario, así que estos viejos árboles presentan troncos huecos y han perdido varias ramas principales, lo que hace, si cabe, más singular a esta arboleda, que se localiza en un ambiente inigualable del Campo de San Juan. Algo parecido a los álamos de Fuente Mellinas le ocurre al pino de las Águilas, en el campo del Cagitán (Mula). Este pino monumental, considerado el mayor del mundo en grosor de tronco, se ramifica a sólo 1,40 m del suelo, cuando los pinos carrascos (Pinus halepensis) rara vez lo hacen a esa altura y mueren sin alcanzar la edad de este.

     Finalmente corresponde relacionar los árboles de mayores dimensiones y más viejos. El más longevo es la Olivera Gorda (Ricote), a la que se estima una edad aproximada de 700 años, y que fue galardonada con el premio “árbol histórico del año” en 2008 por Bosques Sin Fronteras. En dimensiones destacaba el Eucalipto de la Marquesa (Ulea), junto al Río Segura, frente al Balneario de Archena, que fue el árbol monumental de mayor perímetro de tronco y a su vez el de mayor altura; lamentablemente, murió en 2015. De cerca le sigue el Eucalipto del Mayayo (Murcia)el árbol más grande de la Región de Murcia– y en grosor de tronco los garroferos de Arcas y Úgejar (Lorca), también el Pino de las Águilas (Mula).

Algunos de los árboles monumentales más destacados de la Región de Murcia y territorios limítrofes


Álamos de Fuente Mellinas
(Populus alba), de 4,95 m de perímetro de tronco y 19,5 m de altura

Almez de Casa Garrancho (Celtis australis), de 5,20 m de perímetro y 14 m de altura.
Latonero del Niño de Mula (Celtis australis), de 3,85 m de perímetro y 17 m de altura. Murió en 2017.
Carrasca de la Molata (Quercus rotundifolia), localizada en el municipio de Moratalla, de 5,20 m de perímetro y 13 m de altura
Carrasca de la Atalaya (Quercus rotundifolia), localizada en el municipio de Cehegín, de 5 m y 14 m de altura
Eucalipto de la Marquesa (Eucaliptus globulus), localizado en el municipio de Ulea (frente a Balneario de Archena, al otro lado del río Segura), de 6,55 m de perímetro y 42,8 m de altura. El que era árbol más alto de la Región de Murcia murió en 2015.
Eucalipto del Mayayo (Eucaliptus camaldulensis), de 6,95 m de perímetro y 37,2 m de altura. Por sus dimensiones puede considerarse el árbol más grande de la Región de Murcia.
Garrofero de Viguegicos II (Ceratonia siliqua), de 11,70 m de perímetro y 5,5 m de altura
Garrofero del Talayón (Ceratonia siliqua), de 9,10 m de perímetro (a 0,5 m del suelo) y 18 m de altura
Garrofero de Galifa (Ceratonia siliqua), de 5,75 m de perímetro y 11 m de altura
Madroño del Madroñal (Arbutus unedo), de 4 m de perímetro (a 0,6 m del suelo) y 6,5 m de altura
Noguera del Arco (Juglans regia), localizada en Socovos (ya en la provincia de Albacete) de 7,60 m de perímetro y 8,2 m de altura. Murió en 2014.
Olivera Los Granadicos (Olea europaea), de 8 m de perímetro y 3 m de altura
Olivera Gorda de Ricote (Olea europea), de 6 m de perímetro y 10,2 m de altura. Recibió mención especial como Árbol Histórico en 2008 y su entorno fue adecuado en 2011.
Olivo de la Murta (Olea europea), de 6,25 m de perímetro y 5,75 m de altura
Olmo del Lavador (Ulmus minor), de 4,68 m de perímetro y 25 m de altura, localizado en una plaza del pueblo de Librilla. Murió en 2021; una fuerte racha de viento lo derribó el 17 de junio y, finalmente, su tronco tuvo que ser retirado en noviembre.
Palmera datilera de La Casera I (Phoenix dactylifera), localizada en la ciudad de Murcia, en el jardín del Parque Infantil de Tráfico, de 1,60 de perímetro y 30 m de altura.
Palmera de la Huerta de Santo Ángel (Phoenix dactylifera), localizada cerca del Reguerón, de 29,2 m de altura. Es la palmera más alta de la Región de Murcia.
Pinagral de la Muela
(Pinus pinaster), de 3,30 m de perímetro y 15 m de altura

Pino de las Águilas (Pinus halepensis), de 6,15 m de perímetro y 14,75 m de altura
Roble del Servalejo (Quercus faginea), de 5,82 m de perímetro y 14,75 m de altura
Roble de Malvariche (Quercus faginea), localizado en Sierra Espuña, de 4,30 m de perímetro y 19,50 m de altura
Roble de las Lentejas (Quercus faginea), de 5,90 m de perímetro y 14,1 m de altura. Murió en 2005.
Sabina arbórea de Priego (Juniperus phoenicea), de 2,85 m de perímetro (a 0,4 m del suelo) y 4,75 m de altura
Sabina de los Bancales Llanos (Juniperus thurifera), de 5,75 m de perímetro y 14 m de altura
Sabina de Martín Herrero (Juniperus thurifera), localizada en los campos del Calar de la Santa (Moratalla), de 5,15 m de perímetro y 13,5 m de altura
Taray de lo Santero (Tamarix canariensis), de 5,20 m de perímetro y 5 m de altura

José Antonio López Espinosa