Gebas
Detalle de la flor de la orquídea abejera (Ophrys apifera)
José Antonio López Espinosa
Sierra de Carrascoy
Orchis ustulata, orquídea nueva para la flora de Murcia en 2007
José Antonio López Espinosa

     Las orquídeas, esas plantas que tanto fascinan, son a la vez unas grandes desconocidas. En la Región de Murcia crecen 35 especies y 4 híbridos silvestres y, aunque diferentes a la idea generalizada que se tiene de ellas, sin el tamaño de las orquídeas tropicales, despliegan en nuestros montes vistosos colores y formas.

     El nombre de la familia orquidáceas, en latín Orchidaceae, proviene del género Orchis, que en griego (orkis) significa testículo y hace alusión a la apariencia del órgano subterráneo de algunas especies europeas (de los géneros Ophrys, Orchis, etc.). Se trata de un tuberobulbo doble, presente así, como dos tubérculos claramente diferenciados, al menos durante buena parte del ciclo biológico de estas plantas. Mientras uno de éstos se emplea para el desarrollo vegetativo, otro, el más reciente, y a veces más pequeño, acumula sustancias de reserva para hacer propias estas mismas funciones al año siguiente.

     Sin embargo, esta particularidad del órgano subterráneo, que da nombre a la familia, no está generalizada en la mayoría de las especies, sino que es resultado de una adaptación más al medio que habitan, de la expansión de este grupo de plantas cosmopolitas a terrenos de territorios más secos, lejos de su óptimo tropical. Y es que aproximadamente el 73% de las orquídeas son plantas tropicales, propias de selvas muy lluviosas, y además crecen sobre otras plantas, son epífitas, presentando raíces desnudas que cuelgan de las ramas, a decenas de metros sobre el suelo, que captan el agua condensada en ellas y que escurre de la copa y las ramas por la elevada humedad ambiental.

     Las orquídeas son un grupo de plantas relativamente desconocido, se las relaciona con especies de grandes flores, más propias de otras zonas que de la Región de Murcia. Por ello y porque pasan prácticamente desapercibidas en el campo, salvo unas pocas semanas, se las cree lejos de aquí. Es tal el desconocimiento que se tiene de ellas que en los pueblos murcianos no se emplea ningún nombre vulgar para referirse a las orquídeas, con la excepción de algunas especies del género Oprhys que, muy localmente, pueden denominarse abejas o abejeras. La mayoría de los nombres comunes que pueden leerse de las orquídeas murcianas provienen de bibliografía (orquídea de dama, reina de las nieves, etc.), términos generalizados y empleados en otras zonas, sin valor local.

     Sin duda la flor es lo más llamativo de las orquídeas, en la que destaca una pieza central, el labelo. La complejidad de formas en las flores y particularmente en los labelos, condicionada por la estrecha relación existente entre la planta y su polinizador, es resultado de un largo bagaje evolutivo que las sitúa en lo más alto de la evolución vegetal, equiparable al de los primates en el reino animal. Además, aunque algunas especies (Orchis, Dactylorhiza, etc.) ofrecen al insecto un líquido azucarado, en la base del espolón, muchas recurren al engaño para propiciar la visita del polinizador. Por ejemplo, en las especies del género Ophrys, se incita al insecto a una pseudocopula para la polinización, mediante el depliegue no sólo de colores y formas, que hacen creer al macho que se trata de la hembra, sino mediante la producción de sustancias químicas más atrayentes incluso que las propias feromonas.

     La adaptación para tales fines no sólo implica desarrollar más una pieza –el labelo–, sino fusionar el aparato sexual, englobando los órganos femeninos en una columna –el ginostemo–, que porta el estigma y también protege la estructura especial en que se ha convertido las piezas masculinas –los polinios–. Éstos se asemejan a un bastoncillo, con el extremo engrosado, que contiene una masa de polen, y la base con forma de disco diminuto y muy pegajosa –el viscidio–, encargada de adherirse a la cabeza o abdomen del insecto, que lo llevará a otra flor.
 
     Otra particularidad de la familia son las miles de semillas que contiene cada fruto, de tipo cápsula. La elevada producción de semillas está orientada a favorecer la dispersión a grandes distancias por el viento, pero implica reducido tamaño y la ausencia de endospermo, que almacena sustancias de reserva, imprescindibles para la germinación. Este inconveniente se salva con la participación de un hongo micorrizógeno. La relación simbiótica orquídea-hongo, también como la polinización, es muy específica y se continúa hasta la formación inicial del tubérculo o se vuelve permanente en aquellas especies de orquídeas saprofitas (Limodorum abortivum, etc.).

     Finalmente, comentar que todas las orquídeas murcianas están protegidas, en virtud del del Catálogo Regional de Flora Silvestre Protegida de la Región de Murcia (Decreto 50/2003, BORM 131). Nueve especies están incluidas en la categoría Vulnerable”, en el Anexo I, mientras que las restantes, con carácter genérico, por ser susceptibles de recolecciones con fines comerciales, se consideran en el Anexo II, como “especies cuyo aprovechamiento en el territorio de la Región de Murcia requiere de autorización administrativa previa”. El criterio seguido es similar al del Convenio de Washington o CITES, sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Apéndice II), aplicado en sentido general a toda la familia.

   Listado de orquidoflora murciana

Aceras anthropophorum
Anacamptis pyramidalis
Barlia robertiana
Cephalanthera damasonium
Cephalanthera longifolia
Cephalanthera rubra
Dactylorhiza elata
Epipactis cardina
Epipactis kleinii
Epipactis microphylla
Epipactis tremolsii
Gymnadenia conopsea
[2008]
Himantoglossum hircinum
Limodorum abortivum
Listera ovata
Neotinea maculata
Neottia nidus-avis
[indicada en 2010, aunque está pendiente de confirmar]
Ophrys apifera
Ophrys dyris [2011]
Ophrys fusca s.l. (incluidas O. lupercalis/O. forestieri y O. bilunulata)
Ophrys incubacea
Ophrys lutea
Ophrys scolopax
s.l. (incluida O. picta)
Ophrys speculum subsp. speculum
Ophrys tenthredinifera
Ophrys x heraultii (O. speculum subsp. speculum x O. tenthredinifera) [2013]
Ophrys x minuticauda (O. apifera x O. scolopax) [2013]
Ophryssancti-leonardii (O. fusca x O. tenthredinifera) [2017]
Orchis cazorlensis
Orchis champagneuxii
[2013]
Orchis collina
Orchis conica [2010-2015]
Orchis coriophora s.l. (incluida O. fragans)
Orchis olbiensis
Orchis papilionacea
var. grandiflora
Orchis purpurea
Orchis ustulata
Orchis x dulukae (O. collina x O. papilionacea) [2016]
(Anacamptis dafnii nothosubsp. solanoi (A. collina x A. papilionacea subsp. grandiflora) [2018]
Platanthera algeriensis [2016]
Serapias lingua
Serapias parviflora

 
    Por último, respecto al listado de orquidoflora murciana precedente, es oportuno señalar que se basa en las especies y el criterio de nomenclatura del libro Orquídeas Silvestres de la Región de Murcia, de López Espinosa y Sánchez Gómez (2007), publicación del Grupo Investigador E005/07 del Departamento de Biología Vegetal (Botánica) de la Universidad de Murcia,  y que está actualizado hasta marzo de 2017 con los hallazgos posteriores a su edición, incorporados de forma diferenciada indicando año en el que son novedad, entre corchetes, junto al nombre de la orquídea.
 
    Este criterio sintético y simplificado respecto a muy distintas combinaciones binomiales, según autor y obra, está en consonancia con la nomenclatura de Flora iberica (Castroviejo coord. 1986-) y las floras de territorios limítrofes. 
    Sin embargo, obras recientes, especialmente destacadas en el estudio analítico de las orquidáceas europeas, como Guía de Campo de las Orquídeas de Europa, África del norte y Oriente próximo, de Pierre Delforge (2018) y Guía de las Orquídeas de la Comunitat Valenciana, de Lluis Serra coord. (2019), adoptan una nomenclatura distinta para determinados géneros y especies que, de forma general, concita una mayor aceptación y uso. Es decir, los nombres científicos de las orquídeas listadas pueden reeescribirse en un nuevo listado de orquidoflora murciana, según Delforge (2018) y Serra (2019).
  

José Antonio López Espinosa