Avión común
Avión común
Vicente Hernández Gil

     El avión común es como una golondrina pequeña, con apenas 13 cm, si bien se distingue tanto en vuelo como posada, por el conspicuo obispillo blanco. La cola es corta y ahorquillada, aunque menos que en la golondrina, con la que es confundida por la gente. Contrasta el vientre y la garganta blancas, con toda la zona dorsal, cabeza y alas de color negro azulado. El macho y la hembra presentan la misma coloración en el plumaje.

Hábitat y Distribución

     El avión común se distribuye por todo el paleártico en la época de reproducción, pasando el invierno en el África subsahariana. Construye sus nidos bajo el alero de tejados en las ciudades, donde sustituye los acantilados donde habitualmente nidifica por los edificios.

     Es un ave estival, llegando a nuestra región en el mes de marzo a reproducirse, y yéndose en el mes de septiembre a sus cuarteles de invierno, unidos en grandes grupos a otras especies de golondrinas. El viaje incluye atravesar el Mediterráneo y el desierto del Sáhara.

Costumbres y Alimentación

     Los aviones comunes son pájaros muy gregarios y familiares, por lo que es habitual que numerosos nidos se acumulen en los lugares más idóneos de la ciudad. Los nidos, de barro, tienen una forma casi esférica con una pequeña entrada superior. La fidelidad al nido año tras año, hace que se acumulen los padres y los hijos nacidos de crías sucesivas.

     Los aviones comunes son fundamentalmente insectívoros, cazando al vuelo todo tipo de mosquitos, moscas, e insectos alados. Son un insecticida natural muy eficiente.

Protección y Conservación

     Aunque no aparece como amenazado en los libros rojos, el exceso de productos químicos para combatir a los mosquitos en las ciudades y sus alrededores, le quita el alimento y los envenena, no pareciendo que le vaya bien nidificando cerca de nosotros. En muchos edificios además, se llevan a cabo limpiezas de fachadas que incluyen la destrucción de los nidos de esta especie.

     El problema de higiene con las deyecciones lo solucionan en algunos casos particulares con el otro lado de la escoba, rompiendo sus nidos con el palo. Pese a todo, su alianza con nuestro modo de vida parece que le está dando buen resultado, aumentando sus poblaciones en los últimos años.

Curiosidades

     El nido está formado por pegotes de barro mezclados con saliva, que van uniendo tanto el macho como la hembra uno a uno hasta darle una forma casi esférica. Por ello necesitan estar situados en las proximidades de un lugar donde recoger el barro, las orillas de un río, un arroyo... El interior se encuentra revestido con una capa de plumas, lo que lo hace muy confortable.

Vicente Hernández Gil