VelocipedistasA través de estas páginas se relata la historia del ciclismo en la Región de Murcia, desde sus orígenes, allá por 1879, hasta 1939.

En el año 1879 la prensa regional se hacía eco de la gran afición al VELOCIPEDISMO que había nacido en Lorca, gracias a la fabricación en esta ciudad de estas máquinas antecesoras de la bicicleta.  Sólo dos años después se fundó en la capital la Sociedad de Velocipedistas de Murcia con socios fundadores, de número y de enseñanza. Para entrar a formar parte de ella en calidad de socio era requisito imprescindible 'tener buena conducta'.  El primer presidente honorario fue Ernesto Forestier.

En sus orígenes fue el velocipedismo afición de ricos, cosa nada de extrañar si se tiene en cuenta el precio de aquellas curiosas máquinas, entre otros aspectos. De manera que la afición y las primeras asociaciones que iban surgiendo estaban constituidas por la alta sociedad murciana. 

Antonio Avilés Rocamora fue uno de aquellos primeros ciclistas que más contribuyó a despertar e impulsar la afición a este deporte. A partir de 1891 él mismo presidió una nueva sociedad y comenzó a tomar parte en carreras celebradas en circuitos improvisados en la plaza de toros o en la plaza de Santo Domingo de Murcia. 

Al tiempo que ésta, surgían asociaciones similares en Cartagena, Águilas o Cieza y destacaban heroicos ciclistas como los totaneros Cayuela e Inchaurrandieta.

Finalizó el siglo XIX con el nacimiento de un club de lujo denominado Recreative Garden que posteriormente pasaría a llamarse Garden Sport.  Estaba ubicado en Espinardo y disponía de amplios recintos ajardinados, restaurante, salones para encuentros sociales y un magnífico velódromo propio que fue escenario de importantes y reñidas competiciones.  En él cosecharía grandes triunfos el cartagenero Fernández Mendizábal, quien incluso hubo de enfrentarse precisamente en tal recinto deportivo al campeón del mundo en 1898.

En los años veinte comenzó a descollar con fuerza la joven cantera de Beniaján, entre cuyos valores cabe mencionar por los galardones obtenidos a personajes como Matías Flores y Abel Vera, ganadores de la primera subida a Sierra Espuña en 1926.

En cuanto a competiciones de entidad, en 1924, se celebró ya el Primer Campeonato Provincial y algunos años más tarde, en 1927, se organizó la Primera Vuelta a la Ciudad de Murcia, ganada por Miguel Carrión pero en la que logró significarse como escalador el cartagenero Martos.  En esa década, el alma mater del ciclismo pasó a ser por derecho propio José Patricio Moratilla, personaje que en agosto de 1939 asumió la responsabilidad de ser el primer presidente de la Federación Ciclista Murciana.

Tras la Guerra Civil fueron surgiendo lentamente auténticas figuras del ciclismo cuyas aventuras están aún por escribir, fueron deportistas de la altura de Bernabé, Belando, Zurano, Guardiola, Rojas..., entre otros muchos, pero también nuevos epicentros del ciclismo regional como fue el caso de Puente Tocinos.

Ricardo Montes Bernardez