Aunque Burete, pedanía de Cehegín, es un paraje del valle de la Sierra de Burete, el topónimo tiene su lugar en la Historia, y un viejo caserío del siglo XVII, reconvertido hoy en casa rural, nos recuerda que el lugar fue poblado y explotado, en sus facetas agraria y mineral, en la época moderna.
En Antigüedades de la Villa de Cehegín, de Martín Ambel y Bernad, escrito en torno a 1657, podemos leer: "Contra la parte del mediodía de la villa de Cehegín y algo más de una legua de distancia de ella, hay dos montañuelas medianas, si bien la una es menor que la otra, en cuyo medio forman entre las dos un apacible y hermoso valle, conocido por el nombre de Val de Burete, todo el cual está compuesto y adornado (demás de las muchas casas y bodegas o lagares que en él hay) de una larga serie de peonadas fértiles viñas, las cuales producen un fruto que, después de ser copioso vino, es de tal valor, que el de Lucena ni el de Pedro Jiménez de Málaga no sé si le igualan.
Tiene muchos árboles de todos los provechos y muy grande número de fanegas de tierra de labor, que todo se riega con las aguas de un cristalino arroyo, el cual trae su principio y origen de cierta fuente que nace al pie de una de las montañuelas dichas [...] Que la sierra, la fuente y el arroyo son conocidos con la voz de sierra, fuente y arroyo de Burete".
En otra parte del texto nos vuelve a informar de Burete y de una mina de plata: "[...] al pie de una sierra mediana a quien llaman de Burete, algo más o menos de 50 pasos apartada de una hermosa fuente [...] hay una mina de acendrada plata, cuya experiencia y manifiesto se hizo por Fernando López Bonaque".
Teniendo este texto nos queda claro que antes, incluso, del siglo XVII, la Sierra de Burete y su valle debían estar habitados, aunque fuera por una escasísima población, con apenas dos o tres caseríos y casas de labriegos. Desde luego, siempre ha constituido un lugar de paso, ya que adentrándonos en el valle, siguiendo su actual carretera, podemos llegar a Lorca. Pero Burete pese a ser pedanía de Cehegín, ha quedado un tanto relegado en materia de infraestructuras, situación que ayuda a mantener este pintoresco paisaje, que hoy día queda para el agro y el puro disfrute de senderistas, vecinos y foráneos.
En la Sierra de Burete se ecuentran el 90% de las hectáreas de bosque de Cehegín. La sierra de Burete, juntamente con las de Lavia y Cambrón, fue designada en el año 2001 Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), las zonas ZEPA son consideradas por los estados miembros de la Unión Europea como zonas naturales de singular relevancia para la conservación de la avifauna amenazada de extinción. En estos lugares se prohíbe o limita la caza de aves y el estado está obligado a conservar las condiciones medioambientales requeridas para el descanso, la reproducción y la alimentación de las aves.
Las Sierras de Lavia-Burete y Cambrón son también un Área de Protección de la Fauna Silvestre y un Área de Sensibilidad Ecológica. Estas sierras tienen poblaciones relevantes de aves rapaces rupícolas y forestales así como de chova piquirroja (Phyrrocorax phyrrocorax), un córvido de aspecto muy característico con su pico y patas de color rojo. Entre las rapaces sobresale la presencia del águila culebrera europea (Circaetus gallicus), el águila calzada (Hieraaetus pennatus) y el búho real (Bubo Bubo), así mismo, es muy significativa la presencia de águilas perdiceras, azores, cernícalos, mochuelos, gavilanes, alcaravanes, autillos, tórtolas o vencejos y abejarucos. Entre los mamíferos que habitan en esta sierra se encuentran liebres, conejos, jabalís, y cabras montesas.
Se trata de una zona de media montaña forestal con un relieve abrupto, son numerosos los barrancos y cerros. En la Sierra de Burete hay un manantial de agua natural y un arroyo importante, el Arroyo de Burete, que desemboca en el río Quípar. Destacan grandes áreas de arbolado en las que el pino carrasco (Pinus halepensis) domina sobre otras especies de coníferas como el pino piñonero. El sotobosque está constituido por coscojales y matorrales de romero, jaras, tomillo, espliego, enebro y lentisco. En las zonas más rocosas y altas aparecen los sabinares (Juniperus phoenicea) así como una especie de leguminosa llamada Erinacea anthyllis o cojín de monja.
Los esporádicos visitantes de Burete pueden disfrutar, en casas rurales o en casas familiares de segunda residencia, de las mismas tradiciones culinarias cehegineras.
El potaje, las migas con tajás (elaboradas con harina y carne de cerdo), el empedrao, la olla de tocino fresco, las carnes a la brasa o en su jugo, así como una gran variedad de arroces, con conejo y caracoles, viudos o con verduras. Y la lista sigue, la pipirrana, el arroz con bacalao, la perdiz escabechada o los asados de carne de cordero, el caldo de espárragos o el famoso rin-ran, las migas con chirrete, el potaje de calabaza, las patatas con calzones, el arroz con apio, etc.
Tradicionalmente la actividad económica que ha predominado en Burete ha sido la agricultura. En la actualidad, a los pies de la cara noroeste de la Sierra de Burete y al sureste de la Sierra de Quípar, se sucede las plantaciones de almendros y olivos, cultivos de secano bien adaptados al clima y al terreno.
El cultivo de la almendra ha experimentado un cierto declive en los últimos años, debido, entre otras razones, a las adversas condiciones climáticas que soporta la Región de Murcia y una gran escasez de agua. Esto ha motivado a la Consejería de Agricultura a impulsar una iniciativa, en el año 2008, denominada Proyecto Almendra, para reactivar este cultivo. Se trata de conseguir mejorar los procesos de comercialización del producto e incentivar la creación de pequeñas empresas dedicadas a la manipulación y transformación de la almendra en otros productos. Se acometerán obras destinadas a la mejora y recuperación de los caminos rurales con el fin de aumentar las perspectivas del turismo rural y ecológico creando rutas en las que se visiten todos aquellos lugares ligados al cultivo y transformación de la almendra. Este cultivo tiene, además, un gran valor ambiental frente a la amenaza de la desertización.
En la Sierra de Burete también ha habido actividad minera, quedan los restos de algunas canteras abandonadas que en su día se dedicaron a la explotación del mármol. Las elevadas pendientes del terreno limitan mucho el desarrollo de dicha actividad en esta zona.
En la actualidad es el sector del turismo rural el que se abre paso en este paraje en el que se ubican varias casas rurales. El bellísimo entorno de la zona es uno de los mayores atractivos para el visitante.