Diseño arquitectónico

El interior, completamente rehecho, tiene una sola nave con altares laterales y un pequeño presbiterio rectangular. El coro se alza a los pies.

Es un templo en el que se marca el área del cimborrio con cuatro pilastrones salientes, formando un cuadrado, sobre el que se alza una cúpula octogonal. La transición del cuadrado al octógono se hace por medio de pechinas.

El interés principal de la ermita está en que alberga una de las imágenes más expresivas de Francisco Salzillo, el San Antón que da nombre a la ermita.

Al exterior presenta una fachada constituida por gran lienzo liso en el que se ubica la portada, con dos pilastras, sobre sendos pedestales entre las que se sitúa un dintel ornamentado con tres recuadros. Sobre el entablamento se sitúa un frontón curvo, partido, cuyo interior alberga un relieve del santo titular; encima se abre un óculo decorado con una gran clave; todo ello coronado por un frontón curvo, partido, en cuyo centro se sitúa una pequeña espadaña.

Nombres ilustres

A pesar de ser un templo de proporciones modestas, las personalidades que han estado relacionadas con él a lo largo de la historia han sido las de más alto rango en todos los niveles. Por un lado, el Obispo D. Antonio Medina Cachón la reconstruyó tras el derrumbamiento en la trágica riada de San Calixto en el siglo XVII.

El monarca Felipe V le dio el título de real casa y puso en su escudo el Toisón de oro.

Por su parte, el Cardenal Belluga le labró el escudo sobre la fachada del hospital.

Finalmente, el escultor Francisco Salzillo hizo el proyecto del retablo y talló la magnífica imagen del santo anacoreta que hoy podemos contemplar.