Augusteum. Plano antiguo de la ciudad
Augusteum. Plano antiguo de la ciudad
Augusteum. Vista del Templo
Augusteum. Vista del Templo

El Foro es el espacio más emblemático de la ciudad romana, el lugar donde se concentran los edificios con mayor representatividad y carácter simbólico. El elemento central queda constituido por un amplio espacio abierto, en torno al cual se levantan los recintos en los que se desarrollan las principales funciones políticas, administrativas, judiciales y religiosas de la urbe.

Al margen de la monumentalidad que proyecta, el foro constituye ese lugar que aglutina todos los signos de la dignidad municipal. En él no sólo se hallan los edificios más singulares y se erigen las inscripciones honoríficas. Es también y sobre todo el punto de encuentro de los ciudadanos, inmersos en un ambiente donde la memoria colectiva quedaba perpetuada a través de imágenes y textos epigráficos, que por supuesto también recogían los programas propagandísticos del poder romano.

El foro de Carthago Nova se ubicó, tal y como se deduce de la lectura del plano arqueológico, en el centro de la ciudad romana, extendiéndose al pie de la ladera meridional del cerro del Molinete y continuando por la actual Plaza San Francisco.

Hasta nosotros han llegado algunos de sus elementos más significativos, como las escaleras que daban acceso al templo o capitolio que presidía la gran plaza forense, hoy visibles junto al cerro del Molinete; los restos de una alineación de tabernae hallados bajo el pavimento actual de la Plaza de San Francisco, o la espléndida sede del colegio de los augustales, ubicado junto a la calzada o decumanus próxima a la calle San Antonio el Pobre.

El Foro Romano de Carthago Nova

El foro de Carthago Nova estaba constituido por una gran plaza rectangular bordeaba probablemente de pórticos y dominada en uno de sus lados cortos por un templo o varios que se elevaban de forma muy escenográfica sobre la plaza. En el lado opuesto a los edificios religiosos se situaba, casi con seguridad, la basílica judicial flanqueada hacia la plaza por una serie de tabernae. Otros edificios que formarían parte del conjunto, de los que hoy apenas tenemos documentación, serían la curia y el tabularium (archivo). En el entorno próximo de estos grandes espacios se erigían otras construcciones como mercados, sedes colegiales, termas y lugares de culto imperial.

El foro funciona como aglutinador de una serie de edificios públicos, por ello se concibe siempre como un espacio monumental que refleja el esplendor de la urbe. La aristocracia municipal va a utilizar, también, este espacio con fines propagandísticos, colaborando en su embellecimiento y colocando postales epigráficos votivos y honoríficos, estatuas dedicadas a la familia imperial y también a los miembros más notables de la sociedad local. Todos estos elementos y otros puramente decorativos, revestimientos marmóreos, frisos, estatuas y pedestales, estuvieron presentes en el foro de Cartagena, si bien los edificios sufrieron un expolio a raíz del declive urbano documentado en la ciudad a inicios del siglo III d.C.

En el foro debieron estar colocados los pedestales honoríficos dedicados a los patronos de la ciudad. Los ciudadanos de Carthago Nova homenajeaban de esta forma a sus benefactores. A través de estos epígrafes sabemos que fueron patronos en tiempos de Augusto: P.Silius Neva, gobernador de la provincia Citerior; M. Agripa, lugarteniente de Augusto; Tiberio, hijo de su esposa Livia y sucesor al Imperio, e Iuba II, rey de Mauritania, educado en Roma y muy próximo al círculo de amistades del propio Augusto.

Funciones

En el mundo antiguo, el Agora-Foro es mucho más que un espacio público y administrativo, ocupado por edificios oficiales y representativos de los poderes públicos de la ciudad. Es el verdadero corazón de la ciudad, en el cual o en sus cercanías, se sitúan los principales establecimientos comerciales (tabernae) de la urbe, a veces agrupados en verdaderos mercados (macellum).

Se trata asimismo del espacio público donde se celebran todo tipo de eventos y fiestas (incluso teatro y juegos) y donde, en definitiva, confluyen los ciudadanos al término de sus jornadas laborales o en días festivos y señalados, como gran espacio de encuentro comunitario, constituyendo un antecedente de las plazas públicas tan características de España.