Alfonso García, tras realizar estudios de música en Madrid, vuelve a su Caravaca natal en 1857. Con los ánimos exaltados compra el instrumental musical preciso para una banda y tras varios meses de ensayos, estrenan repertorio en diciembre de dicho año. Esta banda, durante varios años, animará las fiestas locales y las de los pueblos vecinos.

     A partir de 1865 nacen, de forma paralela, dos bandas ligadas a la Semana Santa, los “Blancos” (San Juan) y los “Moraos” (Nuestro Padre Jesús), con músicos formados por el propio Antonio García. En 1868 Fernando Díaz de Mendoza, Marqués de San Mamés, ligado a las cofradías, hacía venir desde La Coruña al músico Raimundo Rodríguez Rodríguez, para dirigir la banda de los “Blancos”.

     Con el nuevo cambio político que ponía fin al Sexenio Democrático, en 1875, el Concejo decide crear la banda municipal que unificará a las existentes, lo que conseguía en marzo de 1876.

     Se aprobaba una ayuda anual de 4000 reales, nombrándose director a Alfonso García García, con un sueldo independiente de la ayuda municipal. A cambio la banda debía ofrecer conciertos musicales en La Glorieta y Plaza del Arco, en verano y en otoño. De forma puntual también intervendría en serenatas, en la fiesta de mayo y la del Corpus e incluso en el coso taurino de Caravaca, animando las corridas.

     En 1890 la banda municipal actuaba en las fiestas junto a la Banda de la Misericordia, dirigida ésta por Francisco Fresneda. A partir de aquí vemos una crisis en la banda local de Caravaca. En 1891 se habla que “se está reorganizando la banda” e incluso se contrata de nuevo para otras fiestas a la Banda de la Misericordia, que toca en solitario. En septiembre de 1891 fallecía Juan Hervás y Nougaróu, ligado a la banda municipal desde su comisión administrativa. Para mayo de 1892 la banda de Caravaca, ya rehecha, tocaba en la plaza de toros de Murcia, en un festival benéfico. 

     El panorama era sombrío en la agrupación musical, que desaparecía de nuevo en 1894. En estos años comenzaba a destacar el músico caravaqueño Joaquín Ruiz de Amoraga, que componía un himno patriótico relacionado con Cuba.

     En 1902, para la feria, volvían a contratarse los servicios de la banda musical de la Casa de la Misericordia. Fue recibida con todo tipo de agasajos, por el alcalde Pedro Mª Melgares, y todo el pueblo. También animaría esta banda la corrida de toros de las “señoritas toreras” Josefita y María Pagés.

     En junio de 1907 se tomaba la iniciativa de volver a crear una banda de música, dirigida por Tomás Martínez, siendo la Cofradía de la Santísima Cruz la que tomaba la decisión, comprando nuevo instrumental ese mismo verano. A los sastres locales “Hermanos Caparrós” se les encargaba, al tiempo, la confección de los uniformes. A partir de aquí comienzan a actuar en Caravaca y pueblos aledaños, con tarifas que oscilan entre 25 y 60 pesetas.

     Esta “Banda de la Vera Cruz” desaparecería en 1925, habiéndose sucedido como directores Tomás Martínez, Miguel García Fernández, Mateo Joaquín Nogueras, Antonio Sánchez y Raimundo Rodríguez Rodríguez.

     En julio de 1925 el ayuntamiento tomaba el relevo y volvía a crear la banda municipal, dirigida por Raimundo Rodríguez Manzanares. Le sucedería, en 1931 Jesús Fernández López que lo haría durante la república. Terminada la Guerra Civil será nombrado Raimundo Rodríguez Hernández. Tres generaciones de músicos dirigiendo la gran agrupación desde 1913 hasta 1941.

     Tras un breve periodo de parón musical, vuelve a reaparecer la banda, volviendo a tomar la batuta el depurado Jesús Fernández López, hasta 1965. Ese año es sustituido por Antonio Martínez Nevado, caravaqueño experto en dirección de bandas municipales, de hecho fue director de las de Moratalla, Águilas, Cehegín, Lorca y Cuevas de Almanzora. Fue  sucedido en 1981 por Antonio Candel Candel, tras una polémica en la que se barajaron diversos candidatos.

Ricardo Montes