Según Alonso Navarro, la fortaleza fue denominada en época islámica como "Tiriatsa", que significa ¿lugar ameno y de muchas fuentes¿. Así pues, su fundación habría que remontarla a una fecha indeterminada, quizá hacia los siglos XI o XII, cuando una comunidad rural dedicada a labores agropecuarias gracias a los nacimientos de agua cercanos, requirió de elementos defensivos para su protección. Esto, unido a la necesidad del Estado de dar cobertura administrativa a este tipo de alquerías, daría lugar a la construcción de la primitiva fortaleza de Tirieza. Se trata, por tanto, de un hisn, o castillo rural, con numerosos exponentes en el resto del antiguo Reino de Murcia.
La incorporación del reino a la Corona de Castilla a mediados del siglo XIII dejó a la fortificación, así como al vecino castillo de Xiquena, en un complicado lugar inserto en una banda fronteriza con el reino islámico de Granada. No sólo era la estrategia política de la zona, sino que el lugar era un importante punto de control de los recursos hídricos, siempre tan deficitarios en los campos lorquinos.
Ambas fortalezas se convirtieron en la vanguardia nazarí frente al reino de Murcia hasta que, en 1433, y gracias a los importantes avances territoriales conseguidos por las huestes del adelantado Alonso Yáñez Fajardo, ambos castillos fueron incorporados al territorio castellano. Aquel mismo año una cabalgada granadina arrasó la fortaleza de Tirieza, que quedó definitivamente abandonada en favor de la de Xiquena.