La presencia de El Argar
Los primeros pobladores se asentaron en estos parajes durante la Prehistoria, como demuestran los yacimientos arqueológicos que se han documentado en la zona de La Escarihuela, entre los que se encuentran Dote, La Escarihuela o El Aljibejo. Estos yacimientos se enmarcan dentro de la cultura de El Argar, que se desarrolló en el III milenio a.C. en una amplia zona del Sureste peninsular. Los restos hallados se ubican en la llanura, al pie de la Sierra de la Almenara y la Carrasquilla, aprovechando los cursos y nacimientos de agua.
De época ibérica (siglo III a.C) son dos representaciones del Potnios Hippōn, encontradas en La Hoya y La Escarihuela. Se trata de dos relieves, que evocan la divinidad protectora de los caballos en el mundo religioso de los íberos. En una de las representaciones aparece un personaje central, bifronte, sentado sobre una silla de tijera, desde la que extiende su mano hasta tocar el belfo de un caballo, que se encuentra apoyado sobre sus cuartos traseros. La otra representación está más deteriorada. No obstante, se distinguen dos caballos afrontados, a los que el personaje central parece estar tocando los belfos.
Romanización
Posteriormente se produjo una intensa romanización de la zona debido en parte, a que atravesando la diputación de La Escucha y paralelo a la Sierra de la Almenara, discurría el Camino Real de Vera, que comunicaba los valles del Guadalentín y del Almanzora. A partir del siglo II a.C. los oppida o poblaciones ibéricas dejaron paso a las villae romanas, como La Hoya, La Escarihuela y la Ermita de los Carrascos que, aprovechando esta importante vía de comunicación y las fértiles, se dedicaron a la producción agraria; circunstancia que también constatan los aljibes en La Escucha.