Una red de poblados argáricos
Las continuas crecidas del río Guadalentín y la deposición de aluviones de material han borrado toda huella de la cultura argárica en Cazalla. Sin embargo, los expertos aseguran que alrededor del III milenio a.C., durante el período del Bronce Medio, en Cazalla existiría algún tipo de asentamiento argárico, semejante a los hallados en las inmediaciones y en el propio núcleo urbano de Lorca.
La fertilidad del valle del Guadalentín, donde crecían los cultivos, atrajo a estos grupos humanos que establecieron una red de pequeños poblados articulados en torno al de mayor tamaño, situado en la capital municipal. En la actualidad se hallan documentados por excavaciones arqueológicas varios de estos poblados próximos al núcleo central, como los de Los Cipreses, Félix, La Alcanara, Los Derramadores y Velillas.
En el yacimiento arqueológico de la Torre de Sancho Manuel o del Araillo se encontraron restos de la cultura íbera, que se remontan al siglo IV a.C., en concreto un conjunto cerámico, compuesto por dos vasos de perfil moldurado, un plato y una olla, apareció sobre el suelo de una habitación cuadrangular, mientras que otras piezas como un reposadero y una pesa de telar fueron halladas en una balsa cercana.