Despoblación y repartimiento de La Paca
Tras la despoblación de la villa romana de Venta Ossete, la zona permanece aparentemente en estado de abandono. Por sus campos pasaron los visigodos, bizantinos, el mundo islámico y la Reconquista cristiana, pero no dejaron rastros evidentes en la Historia, ni arqueológicos ni escritos. La explicación al por qué de la desaparición del próspero núcleo de población podría hallarse en la asimilación de La Paca por parte de una propiedad agrícola de gran tamaño, que englobara varios territorios.
La llegada de los musulmanes a comienzos del siglo VIII incorporó a Lorca dentro de la cora de Tudmir. La Paca debió beneficiarse de la etapa de prosperidad que se vivía en el campo por el desarrollo de la agricultura y el aprovechamiento de los recursos naturales. La Reconquista cristiana de los territorios colocarían a Lorca en una incómoda situación de frontera con el reino nazarí. La inestabilidad y el peligro por las continuas 'razzias' despoblaron nuevamente el territorio, pero la oportunidad de hacer carrera militar mediante enfrentamiento entre musulmanes y cristianos propició la creación de grandes señoríos, concedidos como prebendas por los servicios prestados en la guerra.
Una venta, Don Gonzalo y dos teorías para el origen de La Paca
En la Edad Moderna se generan pequeños núcleos poblacionales en el territorio y a lo largo de los siglos XVI y XVII La Paca formaría parte de los latifundios que pasaban por las manos de varios terratenientes. A mitad del siglo XVIII un hecho trascendente viene a cambiar el destino de este territorio. Don Gonzalo Musso Muñoz, un señor afincado en Caravaca, posee el dominio de toda la comarca y manda construir una venta en la zona central de la actual Diputación para avituallamiento de viajantes y carreteros, ya que éste era lugar de paso en las rutas comerciales hacia la costa.
Éstos son los datos constatados, la explicación del surgimiento del nombre de La Paca forma parte de la leyenda local. Según la versión popular, don Gonzalo mantuvo escarceos amorosos con la dueña de la venta, llamada Paca. Fruto de estos lances sobrevino una hija ilegítima, a la cual donó una heredad para su sustento, cuyo territorio coincidiría con la de la Diputación. Otra versión afirma que aquella venta, donde tenían su descanso los carruajes y caballos, estaba regida por una mujer llamada Paca. Posteriormente, a fuerza de nombrar al territorio por su mayor referencia, la citada venta acabó siendo conocido por este topónimo. En un censo de 1771, La Paca contaba con 51 familias dedicadas en su mayoría a las tareas agrícolas y 23 de ellas eran labradores con tierras propias en cultivo.