Cultivo
Para el cultivo del tomate se necesitan una serie de condiciones, como las que se detallan a continuación:
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Temperatura: menos exigente que la berenjena o el pimiento, su temperatura óptima oscila entre 1 y 17ºC por la noche y entre 12 y 25ºC durante el día.
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Humedad: los niveles óptimos se sitúan entre un 60% y un 80%.
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Luminosidad
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Suelos: mejor si son de textura silíceo-arcillosa y ricos en materia orgánica, aunque no es un cultivo demasiado exigente en este aspecto.
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Fertilización Carbónica: entre 700 y 800 ppm de CO2.
Variedades
Las principales variedades de tomate que actualmente se comercializan son las siguientes: tipos Beef, Marmande, Vemone, Moneymaker, Cocktail, Cereza (Cherry), Larga Vida, Liso y Ramillete.
Procedimientos
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Marcos de plantación: se establece en función de su variedad. Suele ser de 1,5 metros entre líneas y 0,5 entre plantas. Pero estas medidas se amplían si la planta es de porte medio.
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Poda de formación: a los 15-20 días del trasplante, eliminando los primeros tallos laterales y las hojas más viejas. Imprescindible para las variedades de crecimiento indeterminado.
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Tutorado: necesario para mantener erguida la planta y que ni sus hojas ni los frutos toquen el suelo.
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Destallado: se eliminan los brotes axilares para favorecer el desarrollo del tallo principal.
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Deshojado: eliminación de las hojas viejas o enfermas.
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Despunte de inflorescencias y aclareo de frutos: estas técnicas se utilizan para homogeneizar y aumentar el tamaño y la calidad de los frutos.
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Fertirrigación: aporte de agua y nutrientes en función de sus características.