La gastronomía de La Majada está unida a las tradiciones culinarias de Mazarrón si bien su posición geográfica, en el campo de Mazarrón y más cercana a los límites de las provincias del interior y Lorca, le conceden algunas características reseñables.
La abundancia de pescado domina la cocina mazarronera, tanto en guisos y asados como en sus salazones, tradicionalmente muy apreciadas. Ya en tiempos de los antiguos romanos, visitadores de estas tierras y sus minas, las salazones constituían un elemento imprescindible por ser un producto de fácil conservación, siendo la melva, el bonito y el bacalao los más utilizados para salar y orear al aire libre.
Los distintos pescados de Mazarrón se cocinan en encebollados, como el bacalao salado con cebollas, ñoras, aceitunas y patatas, todo aliñado con vinagre. Los boquerones o el bogavante se suelen guisar con arroz de Calasparra y guisantes, dando como resultado un arroz caldoso muy apreciado. La cazuela empaná con verdeles o estorninos cocinados con tomate, cebolla y pimiento, todo ello condimentado con perejil, laurel y pimentón. La lecha a la espalda, horneada con un sofrito de ajos y pimentón, y el mero, también horneado con patatas, tomates, pimientos, especiado y aderezado con aceite de oliva y piñones, cierran el extenso capítulo de propuestas culinarias de Mazarrón y referidas a su pescado.
La Majada tiene cultivos de invernadero de tomate y pimiento, siendo lo más reseñado los frutales cítricos como la naranja y el limón y en menor medida los perales y albaricoqueros. Como pedanía del interior La Majada conserva recetas sencillas que, aún hoy, se cocinan, como las migas ruleras de pan, con tropezones de embutidos y ajos tiernos, o el ajotomate, típicamente mazarronero, dónde unos tomates frescos se aderezan y maceran con ajo y sal.
Los postres mazarroneros son sencillos, muy similares en épocas navideñas a los de la provincia, tortas de pascua, alfajores y mantecados. Las herraduras son muy típicas de la zona, y consisten en una masa de hojaldre rellena de cabello de ángel. Las tartas de bizcocho bañado en almíbar y cubierto de merengue se conocen como las "tartas de la novia", por la tradición que disponía que fueran degustadas para celebrar bodas.
Y a estos postres hay que añadir la costumbre de los vecinos de La Majada de disfrutar en días señalados de pestiños con chocolate, una curiosa tradición que se observa en esta villa desde hace muchos años.