Antefija de barro del martyrium de La Alberca (Murcia). Siglos V-VI d.C.
Antefija de barro del martyrium de La Alberca (Murcia). Siglos V-VI d.C.
Museo Arqueológico de Murcia

  La fortaleza árabe del Castillo de la Luz

  En el siglo VIII los árabes conquistan el reino visigodo, penetrando en la Península por Gibraltar. Los árabes denominaron Alchezzar (tierra pródiga en yeso) a La Alberca, debido a su proximidad a Algezares, y erigieron en un cerro del Parque Regional de Carrascoy y El Valle una fortaleza, a 438 m. de altura. Esta construcción viene a constatar la continuidad de poblamiento del lugar desde tiempo remoto.

  La fortaleza árabe se encuentra presidida por un castillo, que adapta su arquitectura a la orografía del terreno, con muros que alcanzarían entre tres y cinco metros de altura. Dos de los extremos de esta fortaleza estuvieron reforzados con contrafuertes macizos, que hacían de torres. Formaba parte del anillo defensivo de Murcia, comunicado visualmente con los del Puerto de la Cadena, la Asomada del Puerto y el de Algezares, de origen árabe. Quedan en pie restos del torreón, lienzos de muralla y un aljibe.

  Alquerías, torres y casas fuertes

  Durante el período medieval no existió en la pedanía murciana de Alberca de las Torres ningún núcleo de población importante, tan solo alquerías, torres y casas-fuerte, eminentemente agrícolas. Eran las Torres del Sordo, de López Martínez de Zoriot y de Doña Saurina, dependientes de la ciudad de Murcia.

  Con los repartimientos llevados a cabo a partir de la Reconquista, la mayoría de estos lugares pasaron a manos de una sola familia, facilitando los procesos de creación de señoríos mediante la transmisión de mayorazgos. Por ejemplo, Alberca de las Torres pertenecía en el siglo XIII a Doña Violante y en el XVI pasaba a manos de la familia Dávalos. En 1441 se erigió, incentivado por la familia Mercader, el Convento de Santa Catalina del Monte, donde los franciscanos quedaban a cargo del auxilio espiritual de los habitantes del lugar y en cuyos aledaños alzaron su palacio de verano los obispos de la diócesis.