Cabeza ibérica en piedra. Necrópolis del Cabecico del Tesoro (Verdolay).
Cabeza ibérica en piedra. Necrópolis del Cabecico del Tesoro (Verdolay).
Museo Arqueológico de Murcia
Vaso de las cabras. Necrópolis ibérica del Cabecico del Tesoro (Verdolay).
Vaso de las cabras. Necrópolis ibérica del Cabecico del Tesoro (Verdolay).
Museo Arqueológico de Murcia

  Alberca de las Torres se encuentra en uno de los territorios de mayor riqueza arqueológica de la Región de Murcia, fruto de milenios de ocupación por parte de diversas culturas. Éstas se sintieron atraídas por la situación en altura del lugar, su riqueza agrícola, ganadera y maderera y la presencia de abundantes manantiales de agua. Alberca de las Torres debió ser una inmensa reserva de caza y recolección.

  Los primeros habitantes del municipio murciano se asentaron en las laderas de las montañas de Alberca de las Torres. Los vestigios hallados en el complejo arqueológico del Verdolay, sito un kilómetro al Sureste de La Alberca, indican la existencia de un poblamiento continuado desde el Eneolítico hasta la Edad Media. El motivo de la ocupación ininterrumpida del lugar habría que buscarlo en lo favorable de su emplazamiento, a salvo de las avenidas del Segura y del Guadalentín y la situación en altura del yacimiento. En este complejo se sitúan una serie de espacios de ocupación distribuidos en torno al Cerro del Castillo de Santa Catalina.

  La cultura argárica en el Cerro del Castillo de Santa Catalina

  En las inmediaciones de la pedanía de La Alberca, concretamente en la Ermita de San Antonio el Pobre, se halló una necrópolis argárica (2000 a.C), que ejemplifica la importancia que debieron tener en el lugar los filones metalíferos. Esta circunstancia se traduciría en una serie de relaciones económicas características del Sureste peninsular durante la Edad del Bronce. En este yacimiento aparecieron enterramientos de inhumación en cista de lajas de piedra, con ajuar de cerámica de mano y diversos objetos de adorno, armas y otros utensilios. Está plenamente constatada la presencia de unos niveles de la Edad del Bronce en distintas etapas de esta cultura por debajo y en las proximidades de los niveles íberos, sobre todo en las laderas Norte, Noroeste y Oeste del Monte de Santa Catalina.

  El excepcional complejo íbero de Alberca de las Torres

  Alberca de las Torres cuenta con un conjunto arqueológico perteneciente a la cultura íbera de gran importancia para el estudio y conocimiento de este pueblo guerrero, cuya cultura se desarrolló en el Sur peninsular durante los siglos IV y V a.C. El yacimiento íbero de La Alberca se caracteriza por la presencia de tres complejos distintos y que se complementan: el poblado, ocupando las laderas Norte, Noroeste y Oeste del Monte de Santa Catalina, con restos de viviendas y de muralla; el Santuario Íbero de la Luz al Este y la necrópolis del Cabecico del Tesoro al Noroeste.

  Las excavaciones efectuadas entre 1924 y 1925 por el Dr. Mergelina Luna en el Santuario Íbero de la Luz descubrieron exvotos íberos de bronce, sobre todo de guerreros. Se trataba de jinetes e infantes armados, que constituyen piezas excepcionales de la estatuaria de esta cultura. Este yacimiento pone de relieve la dilatada existencia de un centro religioso de época íbera, muy vinculado a los influjos religiosos y culturales del Mediterráneo. En las cercanías del Convento de Santa Catalina del Monte y de la Ermita de San Antonio el Pobre se erige la necrópolis íbera del Cabecico del Tesoro, cuya cronología comprende entre finales del siglo V a.C. y los primeros años del siglo I a.C.

  Las excavaciones realizadas por el Dr. Mergelina Luna en 1925 descubrieron ricos ajuares funerarios con gran cantidad de objetos; cerámica íbera pintada con distintos motivos ornamentales en decoración geométrica, filomorfa, zoomorfa y antropomorfa; junto con una excepcional serie de piezas de importación, especialmente cerámicas griegas y campanas, que sitúan esta necrópolis como una de las más importantes estaciones íberas del Sureste peninsular. También se hallaron restos de complejos arquitectónicos con relieves y de escultura mayor exenta, procedentes de una primera época de esplendor, en un nivel más bajo, y sepulturas con vasos con decoración floral tipo Elche-Archena, más superficiales, y con objetos púnicos en el ajuar. El total de sepulturas de incineración exhumadas fue de 460.