Su nombre deriva de la palabra latina columba, paloma, y pertenece a la cadena montañosa de Carrascoy, continuándose por las vecinas sierras de Altaona y Escalona.
Junto a la Sierra de Villares es uno de los pasos naturales utilizados desde antiguo para llegar hasta los límites prelitorales, por eso no son de extrañar los restos arqueológicos de época romana pertenecientes a villas y los materiales de época islámica encontrados.
Pertenece al Plioceno superior, existiendo depósitos del cuaternario con limos rosados y glacis conglomeráticos muy característicos.
Su pico más alto llega a los 646 metros sobre el nivel del mar, y se puede llegar hasta él gracias a rutas de senderismo. Se accede a estas rutas tanto desde el Puerto del Garruchal como desde el Collado de los Ginovinos, en la Sierra de Altaona.
Conforme se gana altura en el camino hacia el pico más alto, la vegetación de Columbares pasa de los cultivos abandonados de almendro, sobre terrazas de cultivo, a un sotobosque plagado de romero, lentisco, o espino negro. No tardan en aparecer, en el ascenso a la cumbre, el pino carrasco y la presencia de animales como el búho real, el gato montés o la gineta.
En la cumbre de Columbares se puede apreciar el conocido paisaje lunar, efecto de la erosión del agua sobre los suelos de margas del terreno. Y desde este pico se llega a divisar el Mediterráneo, así como el Campo de Cartagena y la zona litoral del Mar Menor.