Free cookie consent management tool by TermsFeed CULTURA ARABE, MORISCOS Y CANTE FLAMENCO - El Vino - Región de Murcia Digital
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Cultura Árabe, Moriscos y Cante Flamenco

El Vino

El Vino es Acompañante de la Música

Hablando de la música y el canto en la corte de los califas de Damasco y Bagdad, nos dice que: "Se introducen en la corte damascena el vino y la música, que antes y después, dentro del islamismo, han sido compañeros inseparables". Nos cuenta que Mojárec, cantor en Bagdad, "después de emborracharse, púsose a cantar". Así pues, esta música oriental penetra en España y alcanza gran esplendor y difusión con los Omeyas cordobeses.

Fue Abderramán 11 el monarca español a quien se debe el mayor impulso para aclimatar en España el arte musical de la escuela árabe de Oriente y esto mayormente a través del gran músico Ziriab, que, por ser de color moreno muy subido, por la claridad y fluidez de su canto se te llamó Pajaro Negro. Fueron famosas sus dos normas para cantar: Todo aquel que empiece a cantar debe empezar por el anexir(recitación). En los cantaores antiguos era práctica corriente. -Empezaba gritando la frase: Ya hacham. Muchos cantaores suelen hacer la "salía" ya ya ya.

La afición por la música oriental -ya andaluzada-, evolucionada o transformada en música andaluza, fue importante en toda España y hasta los siglos Xlll y XIV es una moda en Sevilla y otras muchas ciudades.

Muy poco antes de la muerte de Almanzor se cuenta que: "El gusto de la música se había extendido tanto, y la música se había popularizado a tal extremo, que en una ciudad andaluza no podía encontrarse barrio, calle ni rincón silencioso en que pudiese una persona verse libre de oír por todas partes instrumentos de música y canciones. ¿En qué parte del mundo, en qué ciudad ocurriría semejante fenómeno en el siglo Xl?" En Sevilla. Y ya casi hasta el inicio de la Edad Moderna: "En Sevilla realmente estaba el foco de la música española, sobre todo en un barrio pobladísimo que Almotámid hermoseó, obligando a sus moradores a que blanquearan las casas, especialmente las que caen al río, y renovó con medidas de policía urbana, que dieron a ese barrio aspecto seductor, con sus dorados ventanales. En él, durante las noches de luna, se celebraban las veladas musicales más famosas que hubo en todo el mundo occidental. Nos habla de las mismas un escritor musulmán que estuvo en Sevilla, casi contemporáneo de Alfonso el Sabio. Ese barrio de Sevilla llamábase entonces, como ahora Triana Ribera, tras hablarnos del famoso inventor de la moaxaja y Zéjel Mocadem Ben Moafá, el Cabri, nos dice lo siguiente: "A España llegó la música oriental en el momento en que se había iniciado ya la decadencia en Oriente, con todos los refinamientos cortesanos, traída desde los tiempos de Ziriab por artistas patatinos: pero el pueblo español, al asimilársela, tuvo la virtud de devolverle la sencillez, sacándola de los salones y palacios para traerla a la plaza, convirtiéndoIa en espectáculo popular no sólo adaptandola al gusto del pueblo que le pagaba y aplaudía, sino moldeando su forma artística de modo especial. Al ser conquistadas las ciudades moras, ¿se romperían todos los laúdes, cítaras, flautas y rabeles y enmudecerían todas las gargantas de hombres, mujeres y chicos? Insania fuera el imaginarlo: los moriscos que permanecieron tras la reconquista en tierras cristianas, en multitud inmensa esparcida por toda la Península, continuaron cantando y tocando su música árabe tradicional, no sólo la lastimera y triste, que es la que se nos figura más adecuada a su nueva situación de vencidos y dominados, sino tambien la alegre y festiva, que es la que podría servirles para consuelo en sus tribulaciones y olvido de sus pesares".