José Gelardo Navarro

Julio Caro Baroja: "Hoy parece que estamos padeciendo un barrido cultural... A veces parece, asimismo, que hay miedo a la memoria y que lafidelidad en el recuerdo es algo que asusta. . ."

En palabras de Julián Ribera y Tarragó (1), Felipe Pedrell "tuvo el humor de negar toda influencia árabe en la música española". Y en palabras de Emilio García Gómez, Falla, partidario de Pedrell y gran militante antiárabe, paradójicamente con su residencia, alzó su clan, el clan Falla, contra Ribera.

La militancia antiárabe continuó con las investigaciones de Mosén Higinio Anglés con su libro sobre las Cantigas (1940). Ignorando totalmente el árabe, su lengua, arte, métrica y música, Higinio Anglés sustentaba la "tesis litúrgica" como única fuente de la lírica popular europea, y por lo tanto, de la nuestra. Según García Gómez, Anglés nunca habla acertadamente de la métrica de las Cantigas, las cuales son en un 95% moaxajas persas y sería increíble paradoja que estas moaxajas se hubieran hecho sobre música litúrgica o que la música litúrgica se aplicase a moaxajas árabes.

La tesis de Ribera, que conocía tanto la cultura árabe, métrica, música etc., como todas estas cuestiones referidas al mundo occidental, se fundamenta en que los musulmanes andaluces crearon un sistema estrófico peculiar y de formas poéticas distintas de las clásicas árabes y que este sistema se extendió por toda la Península. En sus investigaciones comprueba que el Cancionero de Palacio (ss. XV-XVI) tenía construcciones estróficas y métricas semejantes a las de los moros andaluces, pero también descubre que la música y melodías de dicho Cancionero son árabes y ello le lleva a transcribir e interpretar una música hasta entonces indescifrable: -La Música de las Cantigas.

Dice Ribera que penetró un fantasma en la Península y en Europa, una música a la que los artistas europeos medievales, desconocedores de su esencia artística, calificaron de música ficta. Una música que por su extraordinaria perfección artística denuncia una formación secular, antiquísima. Y -continúa Ribera- esto se explica porque el arte musical de los pueblos musulmanes deriva de los sistemas persa y bizantino, los cuales debieron ser herederos de Roma y Atenas. Al historiar la música árabe desde sus orígenes hasta llegar al desarrollo de esa música en España, la denominada "música andaluza", Ribera, que, volvemos a repetirlo desconocía todo cuanto a flamenco se-refería, pone de manifiesto toda una serie de características que presentan una similitud extraordinaria con el flamenco, con el cante flamenco.

Así en cuanto a la condición social del músico entre los árabes, aspecto físico, etc. , nos dice que "el ser músico teníase por profesión denigrante, cuyo ejercicio conducía a la infamia". "Abensotaich -músico y cantor de la primitiva escuela de La Meca y Medina- era tuerto, calvo, lagrimoso y enfermizo. "Las esclavas cantaban alegres canciones en las tabernas o en lugares y ocasiones en que la gente se divierte: convites, bodas y fiestas. " "Los artistas eran populares, en el sentido de que procedían de clases bajas, como que su oficio estaba descalificado. " Dice al hablar de Mojárec, uno de los mejores artistas de la escuela clásica de los Mosulies, que era:"Hijo de carnicero, anduvo cantando en pregones por las calles de Cufa la carne de su padre". A propósito de los músicos Barsuna y Zélzel: "Ambos procedían del bajo pueblo de Cura: eran rudos, sucios e innobles individuos".

Otro célebre cantor, Abusadaca, cantaba melodías populares que canturriaban- los marineros obarqueros, los albañiles y los aguadores de Bagdad. Por lo que respecta a las voces y gritos: "Dicen que lshac, de la escuela de Bagdad, introdujo la voz de falsete (o la voz de loscastrados).

Tenía mucha facilidad artística, mucho gusto para cantar, pero su voz natural no te acompañaba para cantar". Hablando del mismo lshac, nos dice que: "La mayor parte de sus mejores cantos comenzaban por una nota aguda y fuerte, hasta el extremo de que te pusieron un mote despectivo: el picado por escorpión, pues principiaba gritando en sus más bonitas canciones".

En cuanto al ritmo y compás: "Al oír cantar a Abensoraich, llevando el compás, con su varita, se recibía la impresión de que era un ángel el que cantaba". Los músicos de la escuela clásica árabe tomaron las melodías de la música persa y bizantina, juntamente con la música instrumental. Pero como ya tenían una métrica tradicional y clásica, la música tuvo que adaptarse a la métrica. En este sentido sujetaron la música a ritmos matemáticos, es decir, a compás, señalados por batuta y/o varita. Además, no se trataba de una música unísona, sino armónica, puesto que el músico Chafar exigía al cantor a quien debía acompañar que insinuara la salida de su canción -como en el cante flamenco- y además -y conforme a la guitarra flamenca- "había pulsaciones rasgueadas o batidas".