María José Pérez en el aula de flamenco de la Universidad de Murcia

  Los que vimos como ganaba este agosto el Festival de Lo Ferro ya sabíamos con que pasión, arrojo y tablas actúa esta jovencísima almeriense. Pero el hecho de que se rompiera la voz a mitad de la actuación elevó su entrega hasta emocionar al público asistente: bailó, cantó fuera de micrófono y forzó la voz hasta donde pudo. Y el respetable bien que se lo agradeció.

    Acompañada por el guitarrista malagueño Francisco Javier Gimeno, de gran técnica y rapidez, empezó con unos tientos/tangos muy personales, para dar paso a lo que, a nuestro juicio, fue el mejor tema de la noche: unos magníficos y hermosos tarantos que bordó hasta tal punto que la soleá que le seguía se nos hizo monótona. Continuó con una milonga, muy melódica, que nos recordó en su ejecución a Estrella Morente. Antes de descansar la voz unos minutos nos ofreció unas alegrías.

    Viendo que no se recuperaba tuvo que salir en solitario el guitarrista Gimeno para deleitarnos con una malagueña excepcional. Acabada ésta, María José volvió al escenario con unas bulerías muy bien interpretadas, a pesar de que la voz no le respondía ya del todo, que acabó bailando con gracia y soltura. Para terminar, los fandangos no los pudo cantar de forma ortodoxa, ya que se le terminó de romper la voz. En un arranque de orgullo, soltó el micrófono y al pie del escenario nos hizo vibrar con las emotivas coplas de los fandangos, ganando sensibilidad por la especial situación.

    María José Pérez, con dieciocho años, es un de las más firmes promesas del flamenco. Con humildad y sabiendo dosificar la pasión de su voz puede llegar muy lejos.