Presentación del Festival del Cante de las Minas 2006

    Un años más, y ya van cuarenta y seis ediciones, se presentaba el Festival de La Unión. Como es costumbre los últimos años, lo más granado del flamenco murciano se daba cita en el marco incomparable de la Asamblea Regional de Cartagena: el flamencólogo José Gelardo, la flamencóloga Génesis García y su marido Ginés Jorquera, el presidente de la Peña de la Unión Ángel Cotorruelo, el profesor universitario José Francisco Ortega, Esteban Bernal (uno de los fundadores del Festival), la plana mayor del comité ejecutivo del festival unionense, con Paco Paredes (hijo del cantaor Niño Alfonso) a la cabeza, políticos de todos los colores, periodistas, etc. Destacaron los emotivos discursos del alcalde José Manuel Sanes y de la concejala responsable del festival María Martínez, los cuales realizan una encomiable labor al frente del mismo. No olvidemos que La Unión no deja de ser un pequeño municpio, aunque toda la Región de Murcia se vuelque con él.

Tras los discursos protocolarios y la presentación del cartel del festival, obra este año del pintor Juan de Andrés, asistimos al cante de la última Lámpara Minera, la jienense Gema Jiménez, acompañada al toque por Eduardo Rebollar, que bien sabe cómo secundar a la joven de Jódar. Y decimos esto porque Gema ha mejorado en un año, por lo tanto demostró que en La Unión se premió  sabiamente el futuro, y, ahora, aún se empeña en demostrar innecesariamente sus facultades, perdiendo el compás en los caracoles y dejando a la intuición de Rebollar los tiempos de la seguiriya. Pero ha mejorado. La minera me puso el vello de punta. Se quejó con autentico sentimiento y bordó la técnica de Pencho Cros. En la taranta se fue un poco en la salida, pero luego entonó bien para rematarla magistralmente. Empeñada en demostrar su dominio de toda la escala musical, ofreció unas seguiriyas irregulares, algo artificiales, aunque arrancó algún ¿olé¿. Según qué tercios, se queja bien, pero en otros grita y apenas vocaliza. Acabó su espectáculo de pie, con una serie de fandangos. Varió con respecto a la última vez que la vi. Ya no abusa del estilo de Vallejo, ahora suena más a El Carbonerillo y a Pavón. Es positivo porque demuestra que aprende rápido, pero sus maestros deberían enseñarla a controlar su voz, a intentar crear  un sonido que no sea tan nasal (ella tiene varios registros). Tiene mérito que empezara siendo autodidacta, y seguro que la próxima vez aún lo hará mejor. Ella es humilde, no va de estrella y tiene afición. El futuro es suyo.

Después piscolabis para el personal, servido en el impresionante patio de la Asamblea. Tertulia flamenca y encuentros con los más entendidos de flamenco de Murcia.