Crónica de la final del XIII Festival Uva de Oro de Jumilla
El Festival de Jumilla ha crecido de forma destacada en los últimos años: su impacto en Andalucía, de donde proceden la mayoría de los cantaores y es conocido por críticos y aficionados, es cada vez mayor, al igual que el apoyo de las autoridades locales y regionales. Es un festival que hace suyo el pueblo jumillano, lo demuestra el hecho de la gran cantidad de empresas locales implicadas. El punto fuerte de su marketing es que sabe promocionar como pocos festivales la cultura autóctona: visitas a bodegas, paseos por el casco histórico, comidas de platos típicos…Todo para promocionar una tierra, que, además de excelentes vinos, posee una gran afición. Aquí hay una gran labor.
También han crecido en el prestigio del jurado. Este año, el tribunal presidido, como siempre, por Alfredo Arrebola ha apostado por las voces jondas, de eco antiguo, por el cante ortodoxo sin artificios ni barroquismos. De ahí que los seis finalistas representaran la parte más purista del flamenco. Todos los finalistas fueron premiados con un premio nacional: Mario Garrido fue premiado por sus fandangos de Huelva, Marga de Jerez por tangos, Toli de Linares por cantiñas, Florentino Cuevas fue premio por tarantas y Álvaro Rodríguez por seguiriyas, siendo el sevillano José León quien consiguió la “Uva de Oro” con sus cantes por soleá y tonás. Creo que el jurado acertó con su decisión, pues fue el de Mairena del Alcor quien hizo los dos cantes con más precisión, y esto es muy importante en una final, donde los nervios suelen jugar malas pasadas.
Opino que con la sola interpretación de dos cantes surge el problema de que no se puede saber con exactitud cómo es el cantaor, pues la mayoría de finalistas hicieron bien un cante y regular el otro, lo que provoca que se tengan que dar premios contradictorios como el de seguiriyas a Álvaro Rodríguez cuando fue el onubense Mario Garrido quien nos emocionó con una seguiriya que recordaba constantemente a Manuel Torre y a Tomás Pavón, y éste a su vez fue premiado por un cante por fandango que no terminó de rematar.
Por primera vez se celebrara el Certamen de Guitarra, una gran apuesta del Festival de Jumilla. El nivel de los tres finalistas fue muy alto, siendo el granadino Luis Mariano quien se alzó con el primer premio. Excelente tocaor, que deslumbró a propios y extraños con sus interpretaciones de taranta y farruca. Posee una singular musicalidad que expresa en un lirismo arrebatador, que no deja de ser al mismo tiempo flamenco por los cuatro costados. Este joven granadino es habitual de la Venta El Gallo en el Sacromonte y pertenece al cuadro flamenco de la bailaora Tatiana Garrido, que actuó en dos ocasiones en la final de este festival. El segundo premiado fue Francisco Capiscol, joven jienense de gran técnica pero que aún mostró notas de inmadurez acompañando al cante; tiene las cualidades necesarias para ser un buen guitarrista. El tercero fue el granadino Isidro Pérez, que mostró un toque sereno y sabio, destacando en el acompañamiento al cante. He aquí donde encuentro una pequeña incompatibilidad que el festival jumillano debería resolver para las próximas ediciones: si Isidro Pérez es el guitarrista oficial del festival, no debería haber sido inscrito en el mismo. Es mi opinión particular.
En todo caso, pequeños defectos tienen todos los festivales y el de Jumilla es de una trayectoria ascendente y una cita ineludible para el aficionado al buen cante jondo. Enhorabuena Fernando Carcelén Cutillas (impagable el esfuerzo de esta hombre) y Peña Flamenca Uva de Oro. Jumilla ya no solo tiene un gran vino.
por Pedro Fernández Riquelme