Free cookie consent management tool by TermsFeed ¿La hija de quién? - Región de Murcia Digital
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¿La hija de quién?

¿La hija de quién?

Estrella Morente II [La Unión_Festival Cante]
Estrella Morente II

    Cuando les comenté a mis alumnos que esa noche iba a presenciar la actuación de Estrella Morente, hija del maestro Enrique Morente, mis pupilos, que sí conocían a la cantaora, se sorprendieron porque no conocían al padre de la granadina. Este hecho es muy significativo de la actual industria cultural y musical y define el porqué del “boom” de Estrella Morente.

    Tras la presentación del libro El Rojo el Alpargatero. Proyección, entorno y familia de José Gelardo el lunes día 12, el martes Estrella Morente traía al Teatro Romea de Murcia su arte, un tanto discutido entre los aficionados desde que vio la luz su última obra Mujeres. Ciertamente este disco no llegaba a ser flamenco y ella lo vendía como tal, algo que disgustó a muchos. Se esperaba algo menos comercial y más atrevido siendo la hija del gran creador del flamenco moderno: Enrique Morente. Se habían depositado en ella las esperanzas de la nueva musa del cante jondo, y ya la comparaban con la Niña de los Peines (quien decía esto supongo que desconocía realmente quién fue Pastora Pavón) tras su excelente debut discográfico con Mi cante y un poema. Tras verla en los programas y revistas de la prensa rosa, tras sus actuaciones llenas de vana teatralidad y de giros vocales propios de la Ópera Flamenca y la participación en todo el marketing de la película Volver de Pedro Almodóvar, yo vaticinaba que su presente y futuro estaban más cerca de una diva de la copla española que del flamenco que ella ha mamado de sus progenitores. Pero Estrella Morente es una Morente por los cuatro costados, le sale el duende sin quererlo. Realmente estuvo flamenca en la Cumbre Flamenca de la CAM, solo se permitió dos licencias con boleros de su disco Mujeres: “Nostalgia” y, cómo no, “Volver”, pero con un marcado compás de bulerías esta última canción, con la que puso termino, a modo de fin de fiesta con todos los miembros de su cuadro improvisando de pie, a una impecable actuación donde destacó una impactante puesta en escena, arropada por toda su familia (Montoyita al toque, su hermano Enrique a las palmas, etc).

    Ella es un artista de primer nivel, triunfa en New York y donde se proponga; su arte no tiene límites cuando los genes morentianos y gitanos piden paso: canta, baila, parece que improvisa…. dramatiza su puesta en escena hasta el punto de dibujar estampas costumbristas de enorme belleza. Suelta el torrente de voz que transforma en el trino de la más bella ave, y las tonalidades vienen y van como el caprichoso viento de otoño. Es madura, ya no peca de insegura como en el Festival de la Unión de hace tres años, ahora domina el espacio como la actriz principal que es. Sus cinco palmeros-cantaores la siguen por completo, apenas hay fisuras en esta orquesta flamenca, el espectáculo es total y atrayente para todo tipo de público.

    “A mí no me gusta el flamenco, a mí me gusta Estrella Morente”, me comentaba un paisano del Barrio del Carmen a las puertas del teatro. Pues estuvo muy flamenca, más de lo esperado por los aficionados: alegrías, tangos, granaína y media granaína, una personal y morentiana taranta, muy original, aunque en ese esfuerzo de diversificar los tonos se le fue un poco en la salida. Original, también, un cruce de palos entre la caña y la soleá por bulerías, en medio de uno y otro bolero.

    El público se puso en pie y le arrojó flores. Esto no suele pasar en el flamenco, pero el caso es que nos gustó la granadina; es una gran artista y su carrera va a ser imparable, cercana a las divas de la ópera o a las estrellas de la copla. Ojalá, por el bien del contenido de su música, sepa separar su vida social de su creación artística, pues, de esta forma, tendremos una artista de calidad para rato.

Por Pedro Fernández Riquelme