Free cookie consent management tool by TermsFeed Lo puro y lo mismo: Manuela Carrasco en la Cumbre Flamenca de la CAM 2007 - Región de Murcia Digital
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Lo puro y lo mismo: Manuela Carrasco en la Cumbre Flamenca de la CAM 2007

Lo puro y lo mismo: Manuela Carrasco en la Cumbre Flamenca de la CAM 2007

Manuela Carrasco
Manuela Carrasco

    Particularmente me es difícil disfrutar en el baile flamenco cuando un artista repite siempre los mismos pasos y los mismos esquemas escénicos. Creo necesaria la evolución de un artista si quiere ser considerado de primer nivel; así, Israel Galván, La Yerbabuena o María Pagés intentan innovar (¡y vaya si lo consiguen!) para que el espectador disfrute y para que ellos, los propios artistas, perfeccionen su arte y se sientan vivos. Viva se siente Manuela Carrasco, porque ella no vive su arte, sino que ella es su arte, es una forma de vida el flamenco. Muestra poderío, casta, entrega, fuerza, poses que llenan el escenario, pero son siempre las mismas. Un espectáculo de Manuela Carrasco tiende siempre a ser el mismo: un terremoto con los pies, una técnica justita de cintura para arriba, pero pasión y raza. Además, en este espectáculo, “Un sorbito de lo sublime”, repite los palos: dos veces las soleá y dos veces las alegrías; eso sí, interpretados uno por ella y el otro por el bailaor Toronjo. Se acompaña de tres tocaores, tres cantaores y un cajón. Amén de la participación estelar de Manuel Molina con sus bulerías. Solo por verlo con esos brazos abiertos entonando sus coplas al cielo merece la pena pagar la entrada. Pero es un número aparte, no integrado en la obra, la cual carece de argumento. Eché de menos el cante de Enrique el Extremeño. Los tarantos sin él de pie cantándole a la Carrasco no son los mismos.

    Dicho esto, he de decir que es un espectáculo que se disfruta sin complejos. Alegrías, soleá, bulerías y tarantos, más unos tangos camaronianos interpretados por la joven cantaora Samara Amador y dos tonás de Rafael de Utrera y Juan José Amador. Arte ortodoxo para disfrute, sobre todo, del puro baile gitano.

por Pedro Fernández Riquelme