Mudéjares (1264-1614)
La llegada de un nuevo poder, el cristiano, transformaría a los musulmanes de señores de un territorio, en pueblo sometido por la fuerza de las armas a otras ideas y otra religión.
El año de 1243 supuso un revés para los fundadores de Murcia, sus dueños y señores, pero el golpe de gracia no llegó hasta los primeros meses de 1266. El día más triste y aciago de la Murcia musulmana tuvo lugar el 31de enero cuando Jaime I dividió la ciudad en dos partes y se repitió el 5 de junio del mismo año, día en que Alfonso X decretó de nuevo la separación de las comunidades mudéjar y cristiana. Así, puede decirse que literalmente ¿de un plumazo¿, con un golpe de firma, desapareció lo que podía haber significado un paso hacia la interculturalidad, ésa que se da por hecho, pero que nunca existió como la convivencia en armonía que hoy se imagina.
Las normas cristianas fueron estrechando los derechos, las libertades, encerrando la vida mudéjar en un estrecho corsé que acabaría por asfixiar cultural y religiosamente a la población musulmana cuya situación se degradaba económica y socialmente a gran velocidad. Los moriscos fueron enviados a La Arrixaca, antes ocupada por la escasa población cristiana, y de aquí fueron marchándose poco a poco, emigrando sobre todo a la próxima Granada, hacia Aragón o a los señoríos existentes a lo largo y ancho de la Región. Para evitar el despoblamiento Fernando IV otorgó a los mudéjares en 1305 una serie de derechos y concesiones, confirmadas por otros monarcas, pero no siempre respetadas.