Apenas hay testimonios relativos a Totana entre los siglos IV al X d. C. Lo único claro es que los modos de vida presentan una continuidad con el mundo romano, y la economía era rural. Ello permite afirmar que la llegada del Islam a la Península Ibérica en el año 711 no produjo una ruptura profunda, sino que los cambios fueron paulatinos, especialmente en pequeñas poblaciones rurales como Totana.
Totana y la cora de Tudmir
El arqueólogo García Antón ha querido situar en Totana la ciudad de Balantala de la cora de Tudmir, citada por el cronista musulmán al-Udri en el siglo XI. Balantala fue una de las siete ciudades (junto a Orihuela, Lorca, Mula, Alicante, Elche y Ello) incluidas en el pacto entre Abd-al-Aziz, caudillo árabe, y Teodomiro (713), gobernador visigodo del Sureste peninsular. Los criterios de esa hipótesis son geográficos, arqueológicos (los restos romanos de Totana) y toponímicos (de Balantala podría derivar el nombre musulmán de Tawtana).
En el año 779 las tropas del emir Abderramán I tomaron Totana, de nuevo según el cronista musulmán al-Udri. Estas tierras fueron repartidas entre las gentes del emir para aprovechar su riqueza agrícola, mientras ellos fijaron su residencia en la fortaleza de Aledo. Cabe destacar las tres vasijas de Las Cabezuelas (siglos XI-XII) expuestas en el Museo Arqueológico de Lorca. Junto a ello algunos lugares tienen nombres llamativos, es el caso del topónimo Tawtana (Totana).
Es innegable que existe poca información sobre la Totana islámica. Los musulmanes fomentaron la agricultura en el Guadalentín y al abrigo de Sierra Espuña, partiendo de la buena situación geográfica. De este modo se desarrolló el regadío, tanto del cereal como de productos hortícolas. Además, se construyeron obras hidráulicas y de canalización, como atestiguan los hallazgos del Raiguero.
Musulmanes y cristianos
En 1243 se firma el Tratado de Alcaraz, que da lugar a la Reconquista del reino de Murcia por el infante don Alfonso (futuro Alfonso X 'el Sabio'). Éste nombra como adelantado a su hermano Manuel. El futuro Rey cedió a los santiaguistas la villa de Aledo y su arrabal de Totana. Corría el año 1257. A partir de entonces serán los caballeros de la Orden de Santiago quienes nombren los cargos concejiles (alcaldes ordinarios y regidores), así como a la autoridad eclesiástica.
La inexistencia de defensas naturales o artificiales hacía de Totana un lugar peligroso para vivir, dadas las frecuentes incursiones musulmanas. La localidad fue durante los siglos XIV y XV un lugar prácticamente despoblado y dedicado a la venta de mercancías. La Orden de Santiago situó un mesón, que servía de aduana para controlar el paso de mercancías y ganado. Los Reyes Católicos, administradores de la Orden de Santiago, confirmaron los privilegios de la villa de Aledo y su todavía arrabal Totana, quedando los pobladores de ambos lugares exentos de pagar toda clase de tributos.
La configuración de Totana como villa no se dio hasta el final de la Reconquista. Ello tuvo que ver con el fin de la inseguridad, que conllevaba la cercana frontera con el reino nazarí de Granada. A partir de 1492, la población de Aledo comenzó a salir del recinto amurallado y descendió al llano, al arrabal de Totana, situado a una legua de distancia. Desde finales del siglo XV la seguridad del bastión fortificado de Sierra Espuña dejó de primar, en beneficio de la fertilidad de las tierras más cercanas al Guadalentín.