INTRODUCCION (Resumen del siglo)
Los hechos históricos acaecidos en España durante los primeros años del siglo XIX desencadenaron una serie de cambios sociales y políticos de gran trascendencia. La ocupación del país por las tropas de Napoleón, la Guerra de Independencia y la reunión de las Cortes de Cádiz dieron lugar a una revolución ideológica que supuso la caída del Antiguo Régimen, lo que marcará la complejidad y convulsión política de todo el siglo.
En cuanto a la Región de Murcia, como en el resto del país, los acontecimientos se vivieron de forma intensa, aunque a veces con cierto retraso.
Durante la primera mitad del siglo en Murcia, se participa en la revolución burguesa y en la organización del Estado liberal nacional creando Juntas Revolucionarias durante la ocupación francesa. Además se secundaron diversos pronunciamientos de los liberales y progresistas que tuvieron lugar durante los reinados de Fernando VII e Isabel II hasta su derrocamiento.
Fueron años caóticos, hubo revueltas y persecuciones perpetradas por los diversos grupos ideológicos; las cárceles contenían presos políticos de una u otra tendencia según quien gobernara. Sin embargo la mayoría de los desacuerdos se resolvían en reuniones y tertulias donde se solía leer la prensa, discutir y criticar las acciones y decisiones del gobierno central y local. Las reformas liberales realizadas tales como la abolición de los señoríos, la creación de nuevos municipios y las desamortizaciones eclesiástica y de propios, modificaron las estructuras de la propiedad en la Región convirtiéndolas en un sistema capitalista burgués. Otro proyecto reformista liberal fue el fomento de la enseñanza, alfabetizando al pueblo y elevando el nivel cultural de la clase media urbana. A esta reforma cultural contribuyeron los numerosos periódicos editados a lo largo de toda la centuria difundiendo ideologías políticas, información científica y cultural, y, en definitiva, formando la opinión pública.
Durante el Sexenio Revolucionario, Murcia intervino en el proceso federalista proclamando en julio de 1873 el Cantón de Cartagena que duró seis meses.
En el último cuarto del siglo Murcia se integra perfectamente al sistema caciquil de la Restauración de alternancia en el poder de los dos partidos políticos, Liberal y Conservador, que dejan fuera al estrato obrero.
La prensa como reflejo de la situación social, económica y política de un país, lo es también del estado de las libertades y de la censura. El siglo XIX se caracteriza por la inestabilidad política y por los graves problemas económicos y sociales; desde los inicios del siglo la prensa estuvo atenazada por una censura implacable y por leyes, normas y reglamentos que dificultaron e incluso impidieron la salida de publicaciones periódicas hasta el reinado absolutista de Fernando VII y los gobiernos moderados de la época de Isabel II. A pesar de esto, en los momentos políticos más críticos o en aquellos en que se atenúa el control administrativo sobre la prensa, la aparición de publicaciones es abundante aunque de corta vida: uno o dos años.
A partir de la Revolución de 1868 las libertades se amplían y las constituciones determinan la libertad de expresión, aunque las leyes de imprenta siguieron controlando todo lo que se publicaba.
A lo largo del siglo XIX, la prensa murciana pasó por momentos muy fecundos y por otros de escasez, siendo en la mayoría de casos periódicos y revistas de todo tipo y de poca duración como el Correo de Murcia, Tertulia de Cartagena, Semanario Político de Lorca, El Censor político y literario o El Avisador. Otras, sin embargo, como el Eco de Cartagena, La Paz de Murcia, El Sacamuelas o el Diario de Murcia dirigido por Martínez Tornel tuvieron una vida más larga por tratarse de una prensa menos partidista, con más información que se apoyó económicamente en la publicidad.