Orígenes de la Prensa en la Región de Murcia. Siglo XVIII
Los orígenes de la prensa en la Región de Murcia se remontan a principios del siglo XVIII. La prensa en este siglo fue uno de los cauces más importantes por el que penetraron las ideas ilustradas en España aunque la inmediatez no era una característica a destacar ya que los medios de comunicación más rápidos eran los carruajes y las caballerías, lo que provocaba un gran desfase entre la producción de la noticia y su difusión entre la población. Los receptores de estas ideas eran las clases más favorecidas, ya que la mayoría de la población era analfabeta o muy pobre y no disponía de recursos. Se inicia aquí un periodismo de opinión que aspira a crear pensamiento, ejerciendo su influencia sobre la burguesía.
La fecha del primer ejemplar conservado y del que se tiene noticias como posible origen de la prensa en la Región es la Gazeta de Murcia de 10 de agosto de 1706 y se le atribuye al cardenal Belluga. Esta fecha, sitúa a Murcia entre las diez primeras ciudades de España que tuvieron publicaciones periódicas.
La Gazeta desempeñaba una doble función: propagandística, en defensa de la causa de los Borbones, e informativa, contando la marcha de la guerra y cubriendo la falta de noticias en la Región ya que se encontraba aislada a consecuencia de la contienda. La creación de periódicos estaba muy ligada a acontecimientos de tipo político y la aparición de la Gazeta de Murcia en plena Guerra de Sucesión viene a confirmar este hecho.
Posteriormente y hasta el año 1786 no tenemos noticia alguna de publicaciones en la Región, apareciendo únicamente el Semanario Literario y Curioso de Cartagena, publicado por el impresor de la Marina Pedro Ximénez López, que se declaraba como un periódico ilustrado para el fomento de las ciencias y las artes.
La Revolución Francesa supuso un recrudecimiento de la censura y la suspensión temporal de la prensa. A partir de la ley de 1788 se paraliza en la región la actividad periodística al aumentar las dificultades de publicación a causa de las severas normas dictadas por Carlos IV.
Tras el decreto de 1791 sólo aparecieron las publicaciones autorizadas. En la Región se editó en 1792 el Diario de Murcia, que sólo duró un trimestre, fue impreso por Manuel Muñiz y dirigido por Luis Santiago Bado; después de su cierre, le sucedió inmediatamente El Correo Literario de Murcia, que perduró hasta 1795, conservó la misma línea y el mismo director. También a Luis Santiago Bado, se le considera autor de Las tardes de Roque Pío, 1794-1802, publicación bimensual de marcado carácter didáctico, propagadora de las ideas ilustradas y dedicada específicamente a combatir la ociosidad, siendo ésta considerada como una enfermedad que corrompe al hombre.
La divulgación de las ideas de la Ilustración va a formar a una élite de intelectuales que serán los que aprovecharan los acontecimientos políticos de principios del siguiente siglo para llevar a cabo una revolución política y social que culminará con la caída del Antiguo Régimen.
En esta época, el periodismo no era una actividad profesional propiamente dicha, ya que quienes se dedicaban a ella también pertenecían a la burguesía y compaginaban esa labor con su propia ocupación, siendo profesores, abogados, médicos, clérigos, etc., sin tener conciencia de pertenecer a un grupo laboral concreto