La escultura religiosa moderna y contemporánea en Murcia (En recuerdo de Juan González Moreno), por Vicente Montojo
Hace un año se celebró el I Ciclo de Conferencias, organizado por la Real Academia Alfonso X el Sabio y la Real Academia de Bellas Artes de Santa María de la Arrixaca, titulado La escultura religiosa contemporánea en Murcia (En el centenario de Juan González Moreno).
La propuesta del ciclo, presentada el 18 de diciembre de 2008 en el sitio web de esta corporación, fue sin duda una apuesta por la colaboración entre las mencionadas academias.
La escultura religiosa contemporánea en Murcia se trata de una realidad artística con raíces anteriores, basadas estas últimas en la consolidación de una escuela escultórica barroca murciana, pero radicalmente distinta en lo que se refiere a la contemporánea.
Los escultores murcianos del siglo XVIII, como Francisco Salzillo Alcaraz, José López y Roque López estuvieron precedidos de otros anteriores, pero de origen extranjero (Nicolás de Bussy, Nicolás Salzillo y Antonio Dupar), que introdujeron interesantes aportaciones alemanas, italianas y francesas. El arraigo en Murcia y su territorio (Obispado de Cartagena y Reino de Murcia) de estos artistas extranjeros se puede atribuir a la predisposición de unas poblaciones en las que existían pequeñas comunidades de connacionales (alemanes como Enrique Picart o los suizos Diego Selonf y Solicofre; o italianos como los Mucio, algunos artistas, pero sobre todo comerciantes y mercaderes) El gusto por el arte foráneo que introdujeron estos escultores y sus connacionales dieron lugar a esas aportaciones que enriquecieron el patrimonio artístico de las ciudades, villas y aldeas del territorio murciano-cartagenero.
Los pasos procesionales que hicieron Nicolás y Francisco Salzillo para la Cofradía de Nuestro Padre Jesús tenían una tradición escultórica anterior nada desdeñable, de la que se pretende realizar ahora una síntesis, de la cual nos podamos servir para iluminar un poco más sus posibles fuentes de inspiración.
En esta tradición escultórica murciana se pueden distinguir cuatro etapas. En el periodo bajomedieval el reino de Murcia atesoró escultura, generalmente anónima. Como primera época importante estuvo el siglo XVI, caracterizado por la actividad de los grandes maestros Francisco Florentino, Jacobo Torni y Jerónimo Quijano, que intervinieron en la Catedral de Murcia entre 1519 y 1563, o también la de los hermanos Diego y Francisco de Ayala entre 1565 y 1584 (Muñoz Barberán, 1987). Una fase posterior, la de gran parte del siglo XVII, fue en la que trabajaron escultores de menor importancia en cuanto a la calidad de sus imágenes, como Cristóbal de Salazar, yerno de Francisco de Ayala, Juan Pérez de Artá, Juan Bautista Estangueta, Juan Sánchez Cordobés, Ginés Sarmiento y Hernando de Torquemada, con algunas excepciones (Artus Tizón, o el maestro británico de un retablo para el presbítero natural de Cartagena Nicolás Garri, etc.). El tiempo de la plenitud corresponde a finales del siglo XVII y sobre todo el XVIII, iniciado por Nicolás de Bussy (su estancia en Murcia durante 1688-1704) y seguido con destacados escultores y retablistas, como Gabriel Pérez de Mena, Antonio Caro el viejo, Antonio Caro el joven, Nicolás Salzillo, Antonio Dupart y especialmente Francisco Salzillo (1707-1783) y sus seguidores.
Sin embargo, los escultores del siglo XX no formaron parte de una comunidad de origen foráneo, sino que se distinguieron por seguir el estilo de Salzillo u otros derroteros.